Asustémonos ante el colonialismo chino, más pacífico, pero también más ambicioso y depredador que todos los anteriores: está comprándose el planeta entero sin que nos demos cuenta.
Quien hace el anuncio no es un eurocentrista o etnocentrista blanco, sino Dambisa Moyo, economista y química negra nacida en Zambia hace 43 años, licenciada en Europa y doctorada en EE.UU., y que ahora es una investigadora económica y divulgadora estudiada en numerosas universidades.
En España su obra de éxito mundial “Cuando la ayuda es el problema” (Gota a Gota, 2011), demuestra cómo la ayuda a África del buenista modelo blanco no resuelve el problema de la pobreza, sino que lo incrementa.
Su nuevo libro, que presentó este jueves en Londres, “China's Race for Resources and What It Means for the World”, estudia la batalla china por el dominio de los recursos mundiales y su significado. Y lleva como antetítulo “Winner Take All”, el ganador arrampla con todo.
Explica que China tiene ahora recursos casi infinitos para comprar lo que desee, tres trillones de dólares en inglés, tres billones en español; dinero real, al contado, cantidad que no posee nadie.
Tanto es así que China es el banquero del mundo. Todo occidente le debe algo, especialmente EE.UU., su gran deudor.
China va penetrando dentro y fuera de los países. Adquiere sus comercios y empresas, y los llena con sus productos, a la vez que toma el control de gigantescos territorios que albergan materias primas, desde petróleo a minerales raros.
Está apoderándose de todo, advierte Moyo, como también proclamaron en 2011 dos periodistas españoles, J.P. Cardenal Nicolau y H Araújo Rodríguez, en su magnífico estudio-reportaje “La silenciosa conquista china” (Ed. Memoria Crítica), que descubre cómo ante el nuevo imperio vamos quedándonos en nada, y sin nada.
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