Quien revise los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de este año quedará perplejo preguntándose cómo puede vivir España teniendo poco más de una persona con trabajo por cada otra inactiva, y la mitad de sus regiones con más parados y pensionistas que empleados.
Europa le ha concedido a España 100.000 millones de euros para rescatar a su banca, en realidad a las Cajas de Ahorros arruinadas por los políticos y convertidas en bancos, pero como no rescaten su economía naufragaremos porque no se puede vivir sólo del aire, que es de lo poco que parece quedar aquí.
La situación llega al extremo de que en Extremadura quienes cobran alguna prestación supera en 12.700 personas a las ocupadas, fenómeno al que están rápidamente abocadas Andalucía, Asturias, Galicia, Ceuta y Melilla.
El desbroce de los datos lo realizaron dos periodistas del diario ABC que descubrieron algo pavoroso: que en Andalucía, por ejemplo, hay 2,61 millones de personas cobrando subvenciones, y sólo 2,67 millones trabajando.
Pero es que de los que trabajan, 700.000 son funcionarios, por lo que en esa región hay 632.370 personas más que dependen del erario público que las que producen para pagarles.
Madrid, que es el área más equilibrada, sólo tiene 1,2 millones de ocupados más que los 1,54 millones de receptores de prestaciones.
De las otras regiones más ricas de España, Cataluña sólo tiene 653.000 ocupados más que sus 2,2 millones de subvencionados, y el País Vasco 293.000 trabajadores más que sus 600.000 pensionistas, parados o subvencionados.
El paisaje estadístico es desolador en un país con un índice de natalidad hundiéndose y una esperanza de vida de las más largas del mundo gracias a una seguridad social que no puede mantenerse así por mucho tiempo.
Quizás haya alguna solución milagrosa, pero con estos datos parece que España está naufragando.
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