Historia de un huerfanito socialista entre Navidades y Reyes:
Adoraba a papá Felipe, que gobernó doce años, pero ahora, el militante del PSOE de este pueblo lejano, sufre la rabia del chico abandonado en el bosque por ese papá que se fue a Latinoamérica a consolar a sus amigos, los presidentes perdedores.
El huerfanito solo tiene un padrastro con cara rana convertida en sapo, como del anuncio del abrillantador Netol, se llama Zapatero y es el tercero desde que papá perdió aquel terrible combate con el ogro José María.
El chico decía antes que papá había cambiado el país: la educación, la sanidad, las comunicaciones, las pensiones. Pero lo traicionaron y José María aprovechó para pisotearlo y ganarle la pelea.
El ogro detecta el despecho del huerfanito y le repite incansable: “Tu papá ya es historia. Tu padrastro es flojo y no sabe qué hacer con las Nacionalidades. L’Etat cést moi. La Constitution c’est moi. No soy un ogro, soy Superman”.
Este mensaje llena campanas, bandos municipales y gritos de pregoneros. Taladra el cerebro y va dejando huella.
Y así, el militante que creía que papá Felipe era el político más grande de la historia moderna, va olvidando su pasado.
El chico reflexiona: Papá Felipe se ha largado y aunque digan que se inmiscuye, por ejemplo, en el socialismo vasco, yo creo que pasa de todo; padrastro Zapatero no consigue sustituirlo aún, y el broncas de José María me machaca, erre que erre, tu papá es historia, yo no soy el ogro, soy Superman.
Abandonado en el bosque, el perdido huerfanito llora.