Pocos aventurarían hace un par de años que los periódicos paradigma de los buenos sentimientos aparentemente progresistas iban a publicar artículos sobre el Raval, el barrio más pintoresco de Barcelona, afirmando que se ha roto allí la convivencia entre sus habitantes tradicionales y los nuevos inmigrantes.
Es que ya tienen que admitir la inocultable apropiación fanático-religiosa del barrio, en alguna de cuyas calles se arremete contra las mujeres que no van cubiertas con hábitos musulmanes.
Era suicida denunciar la situación: quien hacía públicos los efectos perversos del fanatismo infringía la corrección política dominante, y era definido como xenófobo y racista.
Aunque el inevitable conflicto ya había sido anunciado anteriormente, incluso antes del 11M, por el nuevo premio Príncipe de Asturias, Giovanni Sartori, y por el antropólogo Mikel Azurmendi, que advirtieron que el fanatismo islamista iba unido a la agresividad y la delincuencia.
La falsa progresía exigía silencio: la situación se manifestaba fuera de sus confortables y seguros barrios; así, cualquiera puede comprometerse con valores que no le exigen prueba real de coexistencia con los diferentes.
Comunicadores y políticos tachaban de racistas a los angustiados vecinos del Raval, pero protestan ahora, cuando el conflicto está acercándose a sus distritos.
Aunque todavía no quieren admitir que el multiculturalismo que tanto defendieron, y que propugna la no integración, sino la endogamia de cada grupo social, es reaccionario y conduce al nazismo.
El multiculturalismo es hostil al pluralismo cultural, que es verdaderamente progresista: apreciando las idiosincrasias diferentes, aspira a crear una macrocultura común en la que todos respeten las libertades, los derechos humanos y la pluralidad.
El problema es que el multiculturalismo es un componente básico de los nacionalismos, obsesionados con formar tribus exclusivistas, separadas de los demás; pues, el Raval es una alegoría de la futura España.
Comentarios
Puedes seguir esta conversación suscribiéndote a la fuente de comentarios de esta entrada.