Los tres primeros de cada año. El primer asesinato machista de 2019 en España se produjo este 2 de enero en Laredo, Cantabria, cuando un hombre ecuatoriano acuchilló a su exnovia dominicana.
El primero del ya año pasado, 2018, el 20 de enero fue el de una mujer venezolana acuchillada por su marido español en Tenerife.
El primero de 2017, el 1 de enero: un colombiano de 20 años acuchilló también a su novia, profesora universitaria española de 40, en Rivas, cerca de Madrid.
En estos tres últimos años los primeros asesinatos fueron entre extranjeros, un caso de español asesino de una extranjera y de un extranjero que mató a una española.
Estos hechos desmienten al feminismo más radical cuando presenta a al hombre español –el machismo de todas las leyendas-- como sospechoso de llevar dentro de sí a un asesino o, cuando menos, a un violador.
En el recién desaparecido 2018 se contabilizaron en España 47 asesinatos machistas –de parejas o exparejas--, dos menos que en 2017.
Alrededor del 45,5 por ciento de ellos fueron cometidos por extranjeros, sobre todo latinos, esteuropeos y africanos, con lo que la cifra provisional sobre asesinos españoles queda entre los 25 y los 27.
La población extranjera en España es del 9,2 por ciento, por lo que esa proporción debía dar el año pasado cinco mujeres asesinadas, no cinco veces más.
No es racismo, es antropología: hay culturas mucho más machistas y violentas que la de los españoles.
Pese a ello, y contando a los asesinatos machistas de o entre extranjeros, España es uno de los países con menor violencia sexista del mundo: 0,2 por cada 100.000 habitantes; en 2018 una mujer asesinada por cada millón de habitantes.
Miremos a esos admirados países como Finlandia, 0,43; Alemania, 039; Suiza, 0,33; Francia, Inglaterra y Gales, 0,28; Italia 0,24; Holanda, 0,21…
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A veces, a uno no le queda más remedio que entender la política de VOX.
Prescindiendo de la nacionalidad de quien mata, los cierto es que esas muertes se producen en España y, por tanto hay que contabilizarlas en España. Otra cosa es que no hayamos sido unos linces a la hora de aceptar algunos inmigrantes, a veces con un largo historial delictivo.
Pero volviendo al principio, no entiendo el motivo por el que se han de proteger e indemnizar a unas victimas y a otras no.
Las victimas procedan de donde procedan son victimas y por tanto debemos dar el mismo trato.
Otra cosa muy distinta es el diferente trato mediático que se da a unas y a otras y, en ese algo tienen que ver esas asociaciones feministas radicales bajo el paraguas de chiringuitos bien financiados.
No voy a poner nombre a ejemplos en los que se sale a gritar a la calle, siempre con razón, pero en situaciones iguales o muy parecidas deja de levantarse la voz.
Estas asociaciones radicales, generalmente de izquierdas, aceptan con hipocresía pasar página ante unos hechos y gritar a los cuatro vientos situaciones iguales. Es decir aquí, tampoco hay igualdad de trato.
Publicado por: Un culé simpático | sábado, 05 enero 2019 en 14:20