Los historiadores explican cómo los “Tres Grandes”, Stalin, Roosevelt y Churchill, se repartieron Europa del 4 al 11 de febrero de 1945 en la Conferencia de Yalta ante el hundimiento de la Alemania nazi.
La división que duró hasta la disolución de la URSS en 1991, dejó dos áreas, la comunista y la capitalista, aunque ésta dominada por social y cristianodemócratas con excepción de España, bajo la dictadura franquista.
Pero se recuerda poco que esos “Tres Grandes” eran personas física y mentalmente enfermas, la más peligrosa Stalin y la más débil Franklin D. Roosevelt, siendo Churchill el más sano a pesar de ser bipolar y alcohólico.
De estar todos cabales Stalin no se habría quedado con gran parte de Europa, y Roosevelt y Churchill no habrían permitido que el asesino soviético, no menos malo que Hitler aunque no centró sus asesinatos masivos en minorías como la judía, apareciera como el “Padrecito” de su pueblo.
Hace cuatro décadas los franceses, Pierre Accoce y Pierre Rentchnick, publicaron “Ces malades que nous gouvernent”, Esos enfermos que nos gobiernan, en los que estudiaban a esos “Tres Grandes” y a multitud de figuras, incluyendo algunas de entonces.
Hasta se puede investigar desde la medicina a figuras históricas, como hizo el catedrático genetista Avelino Senra con Teresa de la Cruz, en la que encontró que padecía neurobrucelosis, variedad de la brucelosis endémica en la Castilla del siglo XVI.
Estos días ha aparecido otro libro que promete ser apasionante con estudios similares, en el que Franco es un enfermo depresivo con Parkinson al que trataban de levantarle la moral con música militar: “Locura y poder. Los enfermos que gobernaron el siglo XX”, (La Esfera de los Libros) de la abogada y criminalista Tania Crasnianski.
Aunque faltan estudios físicos, y sobre todo psiquiátricos, sobre políticos españoles actuales como por ejemplo…, ponga usted el nombre apuntando alto.
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