Estamos asistiendo a la demolición en los medios informativos más influyentes del “Régimen del 78”, la actual democracia, que con sus luces y muchas menos sombras le ha dado a España los 40 años de mayor democracia y prosperidad de su historia.
Dentro de un mes se cumplirá ese cuadragésimo aniversario de la aprobación de la Constitución, un período de paz sólo rota por el terrorismo y sus mil muertos incluyendo los de los trenes de Madrid de 2004.
España no estuvo en guerra alguna: a Irak fue como fuerza de paz, con otros treinta países.
En el periodo del constitucionalismo más largo, el de la Restauración Borbónica, 57 años, desde 1874 hasta 1931, tuvo las de las últimas en América y el Pacífico, y las de Marruecos.
Tras la caída de Alfonso XIII, que ganó las elecciones municipales en toda España excepto en las grandes ciudades, por lo que decidió exiliarse, llegó una ilusionante República que trajo muchas luces pero muchas más sombras con su odios, enfrentamientos fanáticos y asesinatos: cinco años, una guerra civil de tres y finalmente una dictadura de 36.
Estamos en una II Restauración, casi un calco de la I iniciada con la llamada a Alfonso XII tras dos años de la alocada I República. Se trataba de que, como neutral, atemperara las hostilidades ideológicas y localistas del país. A su muerte le siguió su hijo en 1885.
En las televisiones ya no hay casi defensores de lo que fue el 78. Es una ofensiva que trata de imponer con populismos un régimen como el venezolano y romper el país como hicieron los violentos Cantones de la I República.
Atentos, porque esto va en serio y puede terminar muy, muy mal.
-----
Quizá los españoles necesitamos un brutal baño de realidad para entender que con ciertas cosas no se juega. Que hay cosas que no son gratis, sino que se conquistan, y se deben mantener. Que quien juega con fuego se acaba quemando, en suma. Veremos.
Publicado por: jam, bcn | jueves, 08 noviembre 2018 en 18:27