En el periodismo hay una orden inviolable, “¡La sangre, a primera página!”, lo que logra que se lean antes los sucesos que las buenas noticias, que a veces ni aparecen.
Como una extraordinaria recién conocida que debería abrir todos los informativos de un mundo que, con hambre o sin ella, quiere gozar de los mejores sabores.
El pulpo, el exquisito alimento del mar de ocho patas que parecía estar agotándose por la sobreexplotación extractiva, y cuya delicia le descubrieron los gallegos al planeta, podrá cultivarse en piscifactorías gracias a las investigaciones del Instituto Español de Oceanografía en Vigo y Tenerife, dos de sus cuatro plantas de cultivo.
Los científicos marinos llevaban más de dos décadas buscando la supervivencia en cautividad de este molusco cefalópodo que se les moría siempre a edad temprana, algo que por fin han superado.
El mismo empeño investigador tenían los especialistas de otros países consumidores de productos marinos, en especial los de Japón. Pero de momento no hay noticia de éxitos suyos comparables.
En realidad, los japoneses, que elaboran deliciosos los pescados crudos, ni siquiera cuecen bien el animal y lo dejan duro como un madero.
Pero como en el resto del planeta, ahora en EE.UU. que hace poco lo despreciaba, se extasían con la fórmula del cocinado adecuado, y fusión muy española de pimentón extremeño de La Vera dulce o de picor al gusto, aceite de oliva virgen extra castellano o andaluz, incluso gallego de Ourense, a poder ser Picual, sal marina gruesa y atlántica de Janubio, Lanzarote, y plato y palillos de madera.
Una recomendación: mejor que con palillos de mesa, cómase con palillos de bambú japoneses que no agujerean la carne y son más finos, sutiles y livianos que los chinos de bambú más grueso o de marfil, más pesado. Si se come una pata entera a la brasa, por ejemplo, úsense como mal menor tenedores de angulas y cuchillos de madera, que todavía se venden en algunas tiendas.
La madera es un material eléctricamente neutro que si toca los dientes no produce las descargas aparentemente imperceptibles de los instrumentos metálicos que adulteran el sabor.
El pulpo iba camino de convertirse en una nueva exquisitez tan inaccesible como el caviar o las angulas. Hace poco costaba hasta los 20 euros el kilo fresco en algunos mercados, y en tiendas para gourmets los de tres kilos para arriba estaba como el solomillo, a 40, por lo que un animal de patas algo gruesas subía como mínimo a 120 euros.
La patente para la explotación de este cultivo, que estará en el mercado antes de cuatro años, es de Nueva Pescanova, empresa con experiencia extractiva con una hermana separada que investiga y desarrolla medicamentos extraídos del mar, algunos para luchar contra el cáncer.
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Excelente noticia, igual que las gambas y otros productos de las piscifactorias extremeñas, cosas como esta le hacen sentir a uno orgulloso de ser Español. Un saludo.
Publicado por: mandoble español | domingo, 11 noviembre 2018 en 00:56