La Generalidad catalana y Cataluña sufren una decadencia que sólo se detendrá cuando tengan un nuevo Capo dei Capi como Jordi Pujol, un padrino que sabía distribuir con tino el tres por ciento de las comisiones ilegales que recibía para facilitar negocios.
Pero primero debe volverse a la normalidad autonómica y no producirle quebrantos al Estado con conductas inconstitucionales.
Así se estabilizará política y económicamente la Comunidad, porque los inversores sabrán que deben pagarle comisiones a un verdadero y honorable Padrino en la seguridad de que sabrá distribuirlas para evitar conflictos sociales y políticos.
Las comisiones ilegales aportan estabilidad y prosperidad en gran parte del planeta siempre que se repartan honestamente entre políticos, sindicalistas y demás fuerzas vivas.
Regularizando nuevamente las coimas Cataluña saldrá de la anarquía creada desde que Pujol dejó nominalmente el poder en 2003 para que lo heredaran sus codiciosos hijos, que decidieron quedarse con casi todas las corrupciones en lugar de repartirlas como nuevos Corleone.
Con excepción de Ciudadanos, así entraron en guerra interna su partido, CiU, y las demás fuerzas del parlamento catalán, mientras numerosos medios informativos mantenían la boca tapada: eran los únicos que seguían recibiendo coimas regulares por “interés general”.
La Generalidad se había descontrolado al quedarse sin su viejo Capo y para disimular esa guerra interna se culpó al resto de España del desbarajuste.
A saber: Las comisiones, pese a su inmoralidad, son el aceite que lubrica los motores económicos dependientes de la política.
En Cataluña facilitaban la prosperidad, sí, pero también de otras partes de España, como vemos en el progreso de Madrid; también propulsan la del resto del mundo.
Los negocios internacionales existen gracias a las coimas, y si sus intermediarios son serios y honrados entre ellos, todo crece adecuadamente.
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Qué artículo más cínico. No puede decirse que mienta del todo, pero sí que ignora o desprecia las consecuencias colaterales de la corrupción, en absoluto benéficas. Por eso se la ha de perseguir, algo que parece que el autor no tiene muy claro, siendo más partidario de respetar a los mafiosos bien organizados. O eso dice.
Publicado por: JoseAngel | sábado, 15 septiembre 2018 en 13:18