La sagacidad mostrada por Pedro Sánchez para aprovecharse de la hostilidad acumulada por más de la mitad del Parlamento contra Mariano Rajoy puede aumentar notablemente su poder en unas próximas elecciones si, simplemente, mantiene las leyes económicas del Gobierno que derrocó.
Si hay algo que deja Rajoy gracias a su criticada reforma laboral es un creciente mercado laboral que sólo el pasado mayo afilió a la Seguridad Social a 237.207 personas, el mejor mayo de historia registrada en España.
Así se alcanzarán los 20 millones de afiliados en 2020 prometidos por Rajoy tras esa reforma que han emulado países como Francia.
Con un crecimiento cercano al 3 por ciento, y habiendo llegado al poder sin programa político alguno, con mantenerse cercano al del PP el año y medio que falta para el final de la legislatura, Sánchez no parecerá un pelele de Podemos.
Otra muestra de sagacidad ha sido nombrar ministro de Asuntos Exteriores a Josep Borrell, que encarna el espíritu de los catalanes que exigen ser españoles, al extremo de que Ciudadanos le propuso integrarse con ellos.
Borrell, bien conocido en Europa por haber ocupado los más altos cargos en su Parlamento, es una verdadera cruz amarilla para el independentismo y su nombramiento no fue ni imaginado por la veintena de partidos que apoyaron a Sánchez: de saberlo quizás no lo habrían hecho.
Una decepción, al menos inicial, para ellos, que deseaban reeditar el Frente Popular de 1936, de desastrosas consecuencias; si Sánchez lo evita y atenúa el guerracivilismo que también alimentó, será el astuto número 1.
Sólo tiene que aprovechar el crecimiento actual imitando a Rajoy, no eliminar legislaciones apoyadas masivamente como la pena permanente revisable y engañar nuevamente a todos haciendo nuevas promesas en una constante campaña electoral.
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Don Tancredo tira la toalla, al parecer, sin querer utilizar el dedazo para nombrar heredero, como Aznar hizo con el.
El mutis de Rajoy será discreto y emocionado, como sus palabras cuando dijo que se iba: "Es lo mejor para mí, para el PP y para España".
Debió decir, y sobre todo actuar en orden inverso, cosa que no hizo: primero pensar en España, después en el PP y finalmente en si mismo.
No lo echamos los españoles sino una especie novedosa de truco de magia política, que permite colocar en Moncloa a un tipo que jamás ganó unas elecciones, arropado por un séquito de populistas, antidemócratas, golpistas, proetarras y demás enemigos de España.
El inmovilismo,la abulia, el tancredismo de Rajoy hará época. "No nos movimos y acertamos".En unas cosas sí, en otras no, don Mariano, que no todo es la economía.
Se fió de los tramposos vascos, escuchó a consejeros de pacotilla, ignoró la voz y el feeling de la calle, despreció los valores y sentimientos de sus votantes, desperdició su mayoría absoluta cuando pudo dar un volantazo valiente para desterrar el rencor tóxico del zapaterismo, meter en cintura a los separatistas y erradicar la corrupción.
Una lástima. RIPP
Publicado por: MIRANDA | miércoles, 06 junio 2018 en 22:56