Un grupo de informáticos independentistas catalanes anuncia con gran eco en los medios informativos que el próximo sábado, día 2, hará públicos documentos tan comprometedores para Albert Ribera e Inés Arrimadas que destruirán sus carreras políticas.
Aunque fueran ciertos esos presuntos documentos será fácil declararlos falsos: en este momento circulan por las redes más noticias falsas y manipuladas por grupos similares que verdaderas.
Antes de la revolución digital, en el analógico, las noticias falsas abundaban menos: ahora, cualquiera llega a millones de personas con más falsedades que verdades.
Lo que lleva a sorprendentes consecuencias en la política, la economía, incluso en el entretenimiento.
Uno de los debates informativos más fogosos hoy en EE.UU. es el de la cancelación en la cadena ABC de la nueva serie de televisión “Roseanne”, que obtuvo tras su estreno el pasado 27 de marzo una audiencia de 18,44 millones de espectadores.
Aparecía como secuela de la antigua “Roseanne”, concluida en 1997 tras nueve temporadas.
Su renacimiento continuaba con la vida de la misma familia de clase obrera 21 años después, con la actriz Roseanne Barr, admiradora de Trump, haciendo bromas sobre el país.
Hasta que en esta semana, en un tuit, hizo un chiste racista y antiislámico sobre la exasesora de Obama Valerie Jarrett, nacida en Irán, a la que le persigue la falsedad de que es musulmana y defensora de los ayatolás.
En realidad es hija de médicos estadounidenses que fueron cooperantes con el Shah de Persia y no tiene nada que ver con el islam.
Pero hace 40 años, cuando estudiaba en la universidad, crearon una broma sobre ella que, llevada por las redes, inspiró el tuit por el que despidieron a Roseanne.
A ver qué pasa ahora con los dirigentes de Ciudadanos.
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