Los medios informativos de los países avanzados han presentado las manifestaciones feministas en España del jueves como respuesta a la imagen tópica de los hombres que acuchillan a las mujeres con su faca y proclaman jactanciosos que “la maté porque era mía”.
Esa imagen navajera es perenne gracias al romanticismo y a Carmen, la inevitable ópera de Bizet con cigarreras como ella, gitanos, toros, bandoleros o procesiones de Semana Santa. Como los demás tópicos de sol y playa.
Medio centenar de asesinadas al año en España, donde hay 23 millones de mujeres, es un número terrible, pero proporcionalmente muy inferior al de todos los demás países europeos, incluyendo los nórdicos.
Más aún, la tasa de violaciones en España, mínima europea, es de 2,65 por cada cien mil habitantes frente a la de 57 en Suecia, según Eurostat.
Pero la gente de las manifestaciones cree realmente que la violencia está dejando el país sin mujeres.
Y que están más explotadas o maltratadas que en otros países, o que cobran menos que él, cuando en la mayoría de trabajos regulados, educación, sanidad, periodismo, por ejemplo, perciben lo mismo hasta que la maternidad las aparta voluntariamente de la carrera por los ascensos.
Una bofetada a una mujer se paga aquí con más cárcel que algunos homicidios involuntarios: hoy la mujer española tiene más garantías que cualquier otra europea.
Antes, un medio informativo, El País, manejaba los movimientos populares y los demás lo seguían. Ahora es La Sexta, que con su agitación y propaganda dirige como un coro a otros medios que crean la gran ola de protestas, sean de jubilados –quienes menos han perdido con la crisis—o de mujeres.
Estamos ante un experimento goebbeliano: encendida cualquier chispa ultraizquierdista por La Sexta, las epidemias mediáticas de emociones colectivas salen revolucionarias.
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APARTE, ÚLTIMO GRAN ÉXITO EDITORIAL
Asumimos que, este año, los progremitas nos han secuestrado el Dia de la Mujer, habitualmente marcado por manifas festivo-reivindicativas, y este año, agitado por la agresividad, las consignas vacuas, los lemas sindicaleros, el manifiesto hostil y el pestazo a chusma populista.
No choca tanto en los antisistema podemitas, pero si en los dizque socialdemócratas del PSOE, empeñados en rebajarse a nivel de república bananera, cada vez más alejados de sus homónimos europeos.
Banderas rojas, puños en alto, carteles morados, consignas y manifiestos revolucionarios, incluso colegas musulmanas cubiertas de trapos !!denunciando el machismo de los españoles!!. Manda carallo, meus.
Llevamos varios días rechazando que la turbamulta ultramontana se exprese en nuestro nombre. NO NOS REPRESENTAN. De hecho, nos provoca arcadas la anuencia de estos ultracomunistas con la hez del machismo: narcodictadores, islamistas, terroristas y golpistas. Poco tienen que enseñarnos, y nada van a arreglarnos, ocupados como están en sus trapicheos y su ingeniería social.
Después de varios días de reflexión colectiva, llegamos como siempre a la conclusión de que la sociedad ha cambiado el modelo de familia tradicional pero sin decidir qué otro modelo quiere. En cualquier caso, hombres y mujeres hemos de caminar juntos como iguales, como colegas, convencidos de que nos espera un futuro de mucha gente mayor y con pocos recursos, por tanto, cumple organizarse previsoramente y de la mejor manera posible
Si la revolución industrial y las guerras del todo masculinas hicieron que las fábricas se llenaran de mujeres, ahora la tecnología esta fulminando empleos, haciendo el curro más escaso, inseguro y peor remunerado, si bien es cierto que ahora los padres jóvenes comparten cada vez más y mejor los deberes doméstico-filiales.
Desarrollar una profesión, crecer, competir en ella aplaza o disuade la maternidad. Ahí está la auténtica discriminación de la mujer, obligada a elegir a menudo entre su carrera y la prole, viendo cómo las empresas prefieran contratar a hombres que no van a embarazarse y desaparecer durante meses, incluso más de una vez.
En fin, en cualquier caso son cuestiones que afectan a la familia, a hombres y mujeres, problemas que no nos van a resolver las portavozas y los machosalfas castro-chavistas, sino que habremos de ir viendo lo que mejor convenga. En armonía y respeto. Sin coces ni rebuznos.
Publicado por: MIRANDA | domingo, 11 marzo 2018 en 14:51