El Supremo acaba de confirmar la condena de tres años y medio de cárcel para Josep Miquel Arenas Beltrán, el rapero Valtonyc, por delitos de enaltecimiento del terrorismo, calumnias e injurias graves a la Corona, y numerosos medios de comunicación han advertido que esa pena impone una censura extensible a los demás ciudadanos.
El corresponsal del New York Times, Raphael Minder, denuncia escandalizado esta pérdida de libertades en España, cuando en EE.UU. también iría a la cárcel porque las llamadas del rapero a asesinar personas concretas no están protegidas por la libertad de expresión de la Primera Enmienda.
Los medios españoles reducen la importancia de lo que pesó más en su condena, su enaltecimiento del terrorismo de ETA, el GRAPO y los yihadistas, junto con sus llamadas a asesinar a políticos.
Pero resaltan el delito de injurias a la Corona, el menos grave, porque genera más morbo en los titulares.
Hace un año estallaba el caso de Casandra, una transgénero que, cargada de odio, amenazaba de muerte y prometía ejecutar a políticos de derechas.
Fue condenada a menos de dos años de cárcel, por lo que evitó la prisión, pero las televisiones y mucha prensa hicieron de esta odiante profesional una heroína.
A quienes no odian con la corrección política debida, ultraderechistas, se les aplica el artículo del odio del Código Penal, el 510.
Los medios piden para ellos condenas más duras que las de un bloguero condenado a dos años y medio por difundir nazismo, otro a tres años por mensajes violentos contra el Islam, y otro similar por humillar a las mujeres.
Todos, de derechas e izquierdas, deberían ser condenados a escribir con buena letra, pongamos, 50.000 veces lo contrario de la causa de su condena. Terminarían totalmente rehabilitados.
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Again and again:
A menudo, bajo el disfraz del "Arte" al que se acoge tanta gente mediocre, se alojan fans de totalitarios de esos que, curiosamente, hablan de libertad mientras apoyan a narcodictadores aniquiladores de pueblos.
En una sociedad europea y civilizada, no es de recibo que un tipejo se ponga a rapear salvajadas, pidiendo bombas, degollinas, ahorcar o arrancar las arterias del Borbón a golpe de kalashnikov. O justifique y aplauda los pistoletazos de ETA en la frente o la nuca a los guardiaciviles y policías en Vascongadas, se cisque en sus 900 víctimas, proponga reventar un bus del PP con nitroglicerina, "puta policia, puta monarquía, brindaremos con champan cuando los reventemos a todos y los hagamos volar como a Carrero".
Si eso no es odio, alegato terrorista y violación de derechos y honorabilidad, mejor que supriman las leyes que lo vetan. Vuelvan a colocar los retratos de los golpistas como "presos políticos" y sigan monologando sobre la felaciones que la Pilarica le hacía al Apostol Santiago.
Publicado por: MIRANDA | lunes, 26 febrero 2018 en 00:29