La sutil diplomacia de Marruecos le ha enviado un mensaje a España al autorizar que los nacionalistas del Rif se manifiesten el próximo día 19 en Nador, al lado de Melilla, contra “la represión española sobre Cataluña”.
Es la respuesta a la celebración en el Parlamento de Andalucía el 28 de enero de un acto de solidaridad contra la represión marroquí de esos rifeños que reclaman mayor autonomía y protección a su cultura, pero que en el fondo desean la independencia.
Es un mínimo aviso de Rabat, que puede crear presión sobre Ceuta y Melilla o hacer algo más fácil: dejar de controlar a los inmigrantes africanos, incluido los marroquíes, que quieren saltar a Europa
Marruecos tiene 1.835 kilómetros de costa –igual que ida y vuelta entre Cádiz y Barcelona--, de los que pueden zarpar ingentes masas de inmigrantes para llegar a España.
La tensión de parte de los 34 millones de marroquíes y la creciente ola de subsaharianos allí exige que España mantenga una relación fluida y amistosa con la monarquía de Mohamed VI.
Cuanto hay una pequeña crisis entre ambos países comienzan aparecen en España oleadas de inmigrantes, mínima punta de lanza que puede multiplicarse rápidamente al efecto llamada que atraerá a millones de todo el continente en pocos días.
Cuando ocurrió la crisis del islote de Perejil, en 2002, el problema migratorio no era tan alarmante como ahora, por lo que Marruecos no lo usó.
Pero España ya estaba avisada de las consecuencias indeseables de su postura con la demanda de independencia en el Sahara Occidental, que dejó de apoyar ruidosamente.
Cuidado con molestar a Marruecos: desde allí puede repetirse el año 711, cuando lo que es nuestro país fue invadido por los que también eran inmigrantes africanos.
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Estimado Manuel, sin descartar que Marruecos haga eso o cualquier cosa peor, lo cierto es que el año 711 se está repitiendo en Europa en general y en España muy en particular a cámara lenta.
En mi blog vengo denunciando el suicidio social que implica dejar entrar, repito, en Europa en general y en España muy en particular, a personas que en casi todos los casos han visto y en muchísimos casos participado en gravísimas violaciones de los derechos humanos (torturas, asesinatos, violaciones, etc.), y para quienes la vida y la integridad humana no tienen el mismo valor que para los occidentales (para muchos de ellos no tiene ningún valor, seamos claros), por no hablar de la libertad (religiosa, sexual, de vestimenta y acción de las mujeres, etc.).
Eso ya está creando un choque social interno de graves consecuencias, choque que aumentará en función de la cantidad de inmigrantes de esas características. Las consecuencias futuras de ello se puede decir que son imprevisibles, por utilizar una expresión al uso, pero en realidad se pueden predecir perfectamente.
Publicado por: JoseGarPal | jueves, 15 febrero 2018 en 07:46