El presunto asesino de Diana Quer, y que no extrañe que “El Chicle” lo haya sido de otras mujeres, pagaría un mínimo de 25 años de cárcel si se mantuviera en vigor la “prisión permanente revisable” aprobada en 2015 por el PP y que toda la oposición quiere derogar ahora.
La Constitución de 1978, que eliminaba la pena de muerte --una Ley Orgánica de 1995 retiró una excepción que la permitía, la de las leyes penales militares para tiempo de guerra--, dice en su Art. 25.2 que las penas privativas de libertad “estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social”.
El Reino Unido o Francia, países con antiguas democracias, mantienen la cadena perpetua para delitos especialmente odiosos, como los distintos cometidos con Diana antes y después de su asesinato.
Pero en España la oposición en pleno, Ciudadanos (C’s), socialistas, Podemos, nacionalistas moderados y separatistas, exigen derogar esa pena permanente revisable alegando que no es más eficaz que el cumplimiento íntegro de las condenas también legislado: quizás, pero su enunciado y existencia tranquilizan a la ciudadanía.
La masa ciudadana no entra en exquisiteces legales, y en casos como el de Diana acata de mal grado la “reeducación y reinserción” de delincuentes como El Chicle, y si se reforma la Constitución aparecerán quienes exijan la retirada de ese dogma rehabilitador de malvados.
Aunque aparentemente El Chicle esté reeducado dentro de 25 años, es tan horrible su asesinato que quizás no merezca la libertad, como los violadores “reinsertados” que vuelven a atacar niñas, y a veces matarlas.
Es cierto que España es el sexto país del mundo con menos asesinatos, 0,7 por 100.000 habitantes, pero que exista una pena de fuerte sonoridad y simbolismo, y que transmita seguridad y tranquilidad a los ciudadanos asustará algo más a los delincuentes y mejorará ese porcentaje.
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RECORDATORIO
Como suele ocurrir, los casos nos afectan y perturban más cuanto más cerca se producen. Cada día se cometen montones de crímenes y violaciones, pero nadie parece preocuparse por el castigo que reciben los malnacidos de turno...hasta que los hechos acaecen en nuestro entorno social y geográfico, con víctimas como nuestras hijas o hermanas, momento en que se disparan las alarmas.
Claro que sería deseable que el castigo de prisión supusiera la redención y rehabilitación de los reos, pero la experiencia dice que no suele ser así, y que muchos de estos degenerados o tarados, reinciden cuando vuelven a la calle en libertad.
Yo empezaría por preguntar por qué en este pais NO SE CUMPLEN EN SU TOTALIDAD LAS PENAS SEÑALADAS EN LA SENTENCIA CORRESPONDIENTE. Si los jueces estiman que alguien ha de pagar por su delito con 25 años de prisión, ¿por qué suele estar libre, o como tal, a los 7 u 8 años?
No vale con decir que ya está rehabilitado. Si a eso vamos, puede que en un par de años o menos de buena conducta, pueda parecer un santiño...Pero ¿y la pena de prisión que su delito acarrea? Además, ¿quien garantiza que no será reincidente?
Cuando el Código Penal recogió en la REforma de 2015 la prisión permanente revisable, que a diferencia de la cadena perpetua, deja abierta la puerta a la revisión de la condena si hay evidencia de rehabilitación, a todos pareció razonable, en caso de delitos muy graves.
O sea, no solo se cuenta el tiempo transcurrido, sino la convicción de que que el individuo/a es re-socializable y recuperable para la sociedad, sin riesgos para posibles víctimas.
Al igual que España, los demás paises europeos contemplan este instrumento, también para casos extremos, lo cual parece tranquilizador, al ser compartido con paises civilizados y desarrollados.
Curiosamente, esos partidos buenistas, demagogos y populistas hasta el tuétano, que tanto dicen amar al pueblo y preocuparse por su bienestar, pretenden suprimir esta medida de seguridad, útil y eficaz, olvidando que todos y cada uno, especialmente los más pequeños e indefensos de los nuestros, pueden ser víctimas potenciales de cualquiera de los múltiples Chicles excarcelados sin tomar precauciones a los pocos años de su crimen.
Aquí como en toda Europa, la opinión pública está mayoritariamente a favor de la Prisión Permanente Revisable.
No se explica que haya partidos en su contra. Claro que tampoco se explica que esos mismos sean defensores a ultranza de los terroristas de ETA con 900 asesinatos a la espalda -la mitad sin juzgar- o de golpistas sediciosos, tan empeñados en desestabilizar el pais, como ellos mismos.
Publicado por: MIRANDA | sábado, 13 enero 2018 en 17:25