Hace solo tres meses The New York Times y The New Yorker informaron que al menos doce mujeres habían denunciado al productor cinematográfico Harvey Weinstein de agredirlas sexualmente, lo que inició en Hollywood una ola de acusaciones similares contra personajes famosos del cine.
Cada una de ellas son “La Américan Girl” del artículo de Julio Camba de hace casi un siglo que describía una realidad aún viva hoy sobre esas chicas hermosas y alegres que gozan de la vida desenfrenadamente.
Pero que, como señalaba en otro artículo, un día se vuelven puritanas y analizan su biografía con esa nueva moral, para la que su pasado sólo fue pecado y abominación.
Durante cuarenta años Weinstein usó y abusó de mujeres que se mantuvieron calladas quizás porque elevó a muchas al estrellato.
Las autoproclamadas ahora portavoces de las agredidas y víctimas, Meryl Streep y Oprah Winfrey eran sus amigas y confidentes, y conocían sus hazañas.
Oprah justifica los silencios porque “hay que pagar las facturas”; también por eso hay prostitutas y chaperos.
El caso de Weinstein, un depredador sexual cuyas víctimas serían centenares de mujeres que trabajaron desde 1980 en sus 166 películas, está siendo aprovechado por las nuevas feministas antihombres que denuncian como agresiones sexuales la galantería, el coqueteo o una mirada para iniciar una relación, cuando son la base de la conservación de la especie.
Quienes conocen EE.UU. han visto ambos puritanismos, aunque les ha sorprendido la eclosión de puritanas no religiosas, inicialmente en las universidades, feministas agresivas que denuncian por acoso sexual al hombre que creen que las mira deseándolas.
Pero esta semana un centenar de artistas e intelectuales francesas encabezadas por Catherine Deneuve, a la vez que denuncia en Le Monde el acoso sexual, rechaza el neopuritanismo hollywoodiano.
Lo que se calla aún es el creciente acoso de mujeres a mujeres defendido, este sí, por el feminismo antihombres controlado por lesbianas.
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Excuso decir que a las mujeres nos irrita sobremanera la cosificación de género, la explotación de imagen, cualquier tipo de abuso o maltrato machista. Desde las "chicas florero" utilizadas para decorar la entrega de copas deportivas, azafatas ligeras de ropa, trato vejatorio en el ámbito laboral, discriminación salarial o de jubilación, todo nos dice que la sociedad todavía tiene mucho que caminar para erradicar el sexismo.
Establecido lo cual, cumple señalar que las feministas de manual nos hacen cisco en su empeño permanente de demonizar al varón y presentarlo como agresor y violador potencial, en el fondo movidas por sus propios complejos.
La gala de los Golden Globes fue una auténtica farsa, un aquelarre en negro de farsantes moralistas, revolucionarias de salón, que no tuvieron en su momento el coraje y la generosidad de DENUNCIAR A ABUSADORES BIEN CONOCIDOS durante años, incluso décadas. Cómplices y corresponsables por tanto de incontables abusos y violaciones de individuos que, a la vez, a ellas les facilitaban éxito, fama y dinero. Mercantilismo puro.
Las famosas OPRAH y MERYL, como las demás, conocian sobradamente los abusos de productores y directores de la industria cinematográfica para con las jóvenes aspirantes, que sin embargo ellas silenciaron POR COBARDIA Y POR INTERES
Ahora aparecen como sacerdotisas del feminismo, al grito de "ME TOO", para tirar de la manta. De mantas viejas mancilladas de abuso y fornicio, CON EL CONOCIMIENTO Y EL CONSENTIMIENTO DE ELLAS Y MUCHAS HIPOCRITAS COMO ELLAS.
Con esta comedia, ven llegar más dinero, más exclusivas, más fotos, más publicidad, e incluso la posibilidad de hacer carrera política como portavoz de las mujeres. Manda carallo, que decimos los gallegos.
Por supuesto que es importante y necesaria una toma de conciencia sobre la violencia sexual que se ejerce contra las mujeres y el abuso de poder, y no dejamos de repetir que todo agresor tiene que cumplir completamente su condena, pero este FALSO PURITANISMO INTERESADO Y OPORTUNISTA del "ME TOO" NOS IRRITA SOBREMANERA a las mujeres que tenemos hermanos, hijos, y familiares varones a los que no queremos ver sistemáticamente satanizados por el hecho de serlo.
La galantería, la seducción, el flirteo son parte de la relación hombre-mujer, en que ambos juegan con sus armas hacia la conquista amorosa del otro, en plena igualdad de derechos. Pero ese objetivo de equiparación y libertad NO PUEDE VERSE BANALIZADO NI POLITIZADO, de forma que pasemos de denostar el abuso a caer de bruces en el foso de la "corrección política", los miedos y los complejos
Deberíamos denunciar solidariamente los abusos y maltrato de los que tengamos conocimiento, el padecimiento de la mujer en la familia, en el vecindario, en el mundo laboral, pero que la batalla contra la violencia hacia las mujeres no se convierta injustamente en la violencia contra los varones todos.
Y ya puestos a defender a la mujer, que las feministas de manual vuelvan sus ojos, piadosamente, hacia las mujeres musulmanas e intervengan en su defensa para cambiar unas vidas de sometimiento,castración, frustración, indefensión, , y cuanta desgracia gravita sobre criaturas que, en su mundo repugnantemente machista, valen menos que una cabra.
Publicado por: MIRANDA | jueves, 11 enero 2018 en 17:26