El caos sufrido por miles de conductores el pasado fin de semana en la autopista privada que cubre los primeros 100 kilómetros entre Madrid y el Noroeste español es bastante común en circunstancias similares de todos los países europeos.
Debería estar aún en la retina de todos lo visto por televisión este invierno en dos ocasiones en Francia y una en Alemania e incluso en Canadá y en EE.UU., donde sufren caos mayores, de los que todos se saben responsables, desde las autoridades hasta los conductores.
El bloqueo de los coches durante 18 horas, muchos con familias, ha dejado además de angustia, frío e irritación en los viajeros, otra muestra de lo que es la política utilizada no para mejorar, sino para hacer daño a los rivales.
Todos los partidos de la oposición acusan al Gobierno de provocar el caos con su imprevisión, mientras dos ministros de Rajoy, el de Fomento, Íñigo de la Serna, y el de Interior, Juan Ignacio Zoido, se culpan mutuamente del destrozo político.
Del que son responsables ambos por no haber ordenado tajantemente el cierre de la autopista, aunque sea privada, y no programar un mayor servicio de trenes para evitar los viajes por carretera.
Pero también deben autoinculparse los conductores, avisados del peligro de viajar, y que por ignorancia o egoísmo bloquearon los quitanieves y demás medios auxiliares.
Ocurrió igual en enero de 2009 con una nevada que paralizó Barajas y miles de coches en la misma zona, por lo que la concesionaria Iberpistas-Avertis tuvo que indemnizar con 150 euros a cada conductor; quizás deba hacerlo nuevamente.
También provocó la caída de la ministra de Fomento, la socialista Magdalena Álvarez, de lo que ahora se venga el PSOE denunciando a los ministros populares.
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Sin duda que lo lógico habría sido cerrar el paso a la autopista, si estaba intransitable, pero lo cierto es que, salvo en la cornisa pirenáica, los españoles no estamos acostumbrados a las grandes nevadas y el caos consiguiente, como ocurre en otros paises.
He padecido alguna nevada rigurosa, incluso diría que bastante caótica, en Canadá, Noruega, Nueva York, y no leí ni escuché entonces improperios contra los gobiernos respectivos. Mucho menos provinientes de otros partidos políticos.
Para empezar, en tiempo de nevadas, cuando han anunciado alerta o se cruzan puertos de montaña, la gente civilizada no se echa a la carretera sin cadenas o ruedas especiales, sin provisión de ropa, manta, comida, agua, gasolina, etc. Tampoco deja el coche atravesado en las vías, para no impedir el paso de otros vehículos o de las máquinas quitanieves.
Cuando nieva mucho en esos paises fríos, las calles están intransitables, pero cada vecino limpia la acera de su casa, porque si alguien resbala por su desidia, tiene que pagar los gastos de hospital, que no son flacos.
Los medios habían anunciado una gran nevada con antelación, pero por estos lares parece que nadie da crédito al parte metereológico, así que se echa a la carretera sin mayores precauciones.
Nos falta experiencia de nieve...y en medio del caos, lo más fácil es echar la culpa a los de arriba. No es la primera vez. Nevica, porco governo!.
Sería muy de agradecer que los partidos opositores, tan rápidos en culpabilizar al adversario, hicieran alguna propuesta seria, algun plan precautorio, alguna guía de buenos consejos para viajeros confiados y autoridades imprevisoras ,para evitar sinsabores cuando la nevada se repita. Al menos eso serviría para algo .
Publicado por: MIRANDA | miércoles, 10 enero 2018 en 17:34