Al iniciarse esta semana Carles Puigdemont estuvo en dos noticias, una de poco valor y mucho ruido, y otra de gran importancia pero de ecos limitados, lo que revela que los medios de comunicación valoramos más lo que hace disfrazado de titiritero que su posible responsabilidad por no haber evitado los 16 muertos de los atentados yihadistas en Cataluña de agosto.
Así, la intervención del expresidente de la Generalidad este lunes en su Guerra Santa o yihad política contra España en la Universidad de Copenhague --a la que se autoinvitó--, se convirtió en la noticia más importante del día en los medios españoles.
Pese a haberse ratificado documentalmente poco antes que por órdenes suyas y de sus hombres, el consejero de Interior Joaquim Forn y el jefe de los Mossos d’Esquadra, José Luís (“Josep Lluis”) Trapero, habían intentado incinerar el original de un documento de la CIA avisando de un posible atentado yihadista en Barcelona durante este verano.
El documento estaba entre muchos miles con posibles pruebas del golpe de Estado independentista que los Mossos iban a destruir y que fueron incautados por la Policía Nacional bajo órdenes judiciales nada más ponerse en vigor el artículo 155.
El diario barcelonés, “El Periódico”, ya había publicado el aviso de la CIA, pero con copias mal elaboradas, lo que le valió ser acusado por los independentistas de falsificar noticias, además tan graves como la de imputarle a la Generalidad la inacción ante el yihadismo.
Ahora aparece el documento original sobre algo tan terrible, y los periodistas en lugar de prestarle la máxima atención seguimos y hasta aplaudimos –especialmente La Sexta-- el número de circo que monta este ególatra titiritero que tarde o temprano caerá sin red desde el trapecio en la pista del Tribunal Supremo.
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Parto de la base de que los atentados (todos) son una desgracia inexplicable y no alcanzo a entender como animales de dos patas hacen esas brutalidades, aunque puedo pensar que a veces sin querer se hacen méritos.
En Cataluña, como toda España, está necesitada de mano de obra, sobre todo barata.
Pues bien en Cataluña no se ha tratado de igual manera la inmigración puesto que los procedentes de de países de habla latina, podrían haberse tratado de manera menos favorable que la inmigración de países terceros.
Todo ello por una cuestión lingüística y de país; resulta más fácil introducir en la famosa INMERSIÓN LINGÜÍSTICA a los procedentes de países terceros que no conocen nuestros idiomas oficiales y van derechos a aprender catalán, que los procedentes de latino américa que llegan conociendo ya el español y por tanto no es tan fácil dirigirlos directamente al catalán.
Ahora nos damos cuenta que, entre aquellos que practican una determinada religión puede haber terroristas?.
Publicado por: Un culé simpático | miércoles, 24 enero 2018 en 17:42