Ciudadanos, qué buen partido

Dice una encuesta que Ciudadanos supera ya en intención de voto al PP y al PSOE, y no sabe usted cuántos cuadros de ambos partidos le prometen entregarle su vida hasta que la muerte los separe, como los cazadores de la gente casadera que es “buen partido”.

Pero no abandonan el barco del que siguen cobrando: le dicen a C’s que son útiles permaneciendo infiltrados.

Notable militantes del PP, PSOE y algunos de Podemos tantean integrarse con la promesa de ayudarlo a crecer y a gobernar, igual que tras la muerte de Franco una masa de servidores del régimen se afilió al PSOE, PCE y los nacionalistas, y también a los sindicatos CC.OO. y UGT.

Luego aparecían en distintos niveles de los organigramas de los partidos y sindicatos personajes que poco antes levantaban el brazo y daban vivas a Franco.

Sobre todo en los sindicatos llegaron a altos cargos antiguos jerarcas falangistas; incluso hubo confidentes de la policía secreta que habían denunciado a trabajadores desafectos al régimen que se convirtieron en sus representantes políticos y/o sindicales.

El caso de los nacionalistas catalanes es llamativo porque sus franquistas –con alguna excepción, como la del prócer de los Juegos Olímpicos de Barcelona-92, Juan Antonio Samaranch--se integraron en lo que resultó CiU: sus hijos son ahora los separatistas más furibundos.

Esta cambio de chaqueta no significa que todos los tránsfugas sean oportunistas, porque tanto PP como PSOE tienen gran número de militantes y cuadros honrados descontentos y que se sienten cercanos al “liberalismo progresista” de C’s.

Pero como ahora la mejor dote de boda es la de C’s, quienes quieren engrosar, o mejor, engordar en ese partido, siguen en sus responsabilidades políticas actuales: es el milagro de estar en misa y repicando.

---------

SALAS