Como se sab Cataluña es tierra de abundantes pasiones y sentimentalismos. Con ególatras seguidores de las teorías del surrealista Françesc Pujols, filósofo que profetizó en 1918: “Llegará un día en que los catalanes, por el simple hecho de serlo, iremos por el mundo y lo tendremos todo pagado”.
Una idea viva en el imaginario nacionalista. Quien se una a esa creencia, aunque sea xarnego, el inmigrante antes despreciado, obtendrá la nacionalidad catalana si apoya la independencia: después, como decía Pujols, todo pagado, el Paraíso terrenal.
A las manifestaciones independentistas asisten inmigrantes, sobre todo musulmanes identificables por sus ropas. Algunos aspiran a obtener aquí viviendo de subvenciones un anticipo del Paraíso prometido por Alá, aplicando el Corán o la yihad en esta parte de el-Ándalus.
Hubo una fundación, “Nous Catalans”, pagada por la Generalidad que, según advirtió el Ministerio de Interior, predicaba la buena nueva independentista a los 700.000 musulmanes de Cataluña en mezquitas con imanes extremistas. Asustados, la cerraron en 2016, pero las semillas habían germinado.
La propaganda, unida a la desorientación de los catalanes abandonados el cristianismo y que escapan del racionalismo --hasta rechazando el uso de las vacunas y dedicándose a lo magonio--, lleva hacia el islam a algunos perdidos; gentes que desean regulaciones drásticas y premios, como la poligamia terrenal, aunque oculta provisionalmente, y después, las huríes paradisíacas.
Así, por ejemplo, siguiendo órdenes del DAESH-ISIS, conversos catalanes crearon una célula yihadista detenida en abril de 2015 que pretendía volar lugares públicos y degollar con buzos naranja a ciudadanos, preferentemente judíos.
Desde entonces la Policía Nacional y la Guardia Civil, y bastante menos los Mossos d’Esquadra, han detenido a numerosos aspirantes a yihadistas como los de los atentados del pasado 17, de los que no quiere recordarse que suelen aparecer como “Nous Cataláns”.
(Esta crónica tiene como base otras que alertaban desde hace más de una década de la simbiosis del independentismo y el islamismo, que ahora se acelera)
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Al independentismo catalanista se une todo aquel que piensa que en un Estado Catalán va a vivir mejor, con maás protección social, menos corrupción, menos imposiciones autoritarias y más democracia. Por eso se unen xarnegos, emigrantes árabes, rumanos, chinos y sudamericanos. Todos ellos saben que sólo un Estado filo-fascista puede considerar delito dirigir una pregunta a la ciudadanía. Preguntar NO ES DELITO.
Es lo que tiene el sentido común: es de lo más contagioso.
Publicado por: Soledad Benicio | sábado, 02 septiembre 2017 en 15:24