Con gran algarabía acogieron la prensa y los independentistas catalanes un editorial en el New York Times (NYT) de este jueves que aconseja al Gobierno español apoyar el referéndum que reclama la Generalidad, para facilitar que gane el no.
Viéndolos y oyéndolos se comprueba que los medios y políticos regionales siguen creyendo que el NYT mantiene la influencia que tenía hace décadas. ¡Qué antiguos!
Los editoriales de los grandes periódicos internacionales han perdido importancia y credibilidad. Ya no están elaborados por un grupo de sabios en distintas materias, sino por equipos de periodistas de la plantilla que siguen órdenes de accionistas cambiantes.
Además, la democracia española está asentaba y sus líderes le perdieron el miedo a los juicios de cualquier diario, incluido el antes influyente “El País”, que hasta la entrada de este siglo hacía temblar a cualquier gobierno y le cambiaba el rumbo.
Los grandes diarios internacionales sí fueron, décadas ha, excelentes aliados de los demócratas españoles durante la dictadura y dos lustros más tras iniciarse la democracia.
Las informaciones de José Antonio Novais en “Le Monde”, o de Walter Haubrich en el “Frankfurter Allgemeine Zeitung” hacían temblar a la censura del régimen franquista; pero antes de que ellos fallecieran sus diarios ya no eran fuentes de autoridad.
El corresponsal actual de NYT, Raphael Minder, atrae más por sus excelentes crónicas de fútbol que por sus trabajos comprensivos con el separatismo catalán, que interesa a pocos en EE.UU. y menos al gobierno de su enemigo Donald Trump.
Un presidente que al menos es consecuente: si los independentistas texanos hicieran lo que los catalanes aquí les lanzaría la “madre de todas las bombas”, y en paz.
Antes, los editoriales sobre España de los grandes diarios influían en los gobiernos de sus propios países, y estos en el español, Washington asustando a Madrid; pero ahora ningún NYT, que además perdió prestigio ante su presidente y sus audiencias, va a cambiar o preocupar en España a quienes defienden la Constitución.
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Vuelvo a escribir tras muchos meses de seguirle todos los días pero sin comentarios. Su análisis es serio y creíble, como siempre, aunque esta vez más. Hace poco estuve en Nueva York un mes por razones de trabajo. Voy todos los años dos o tres veces. Pero no había ido desde Obama, por lo que encontré otro país, más dividido pero en el que los periódicos, como dice Vd. muy bien, ya no cuentan. El NYT ha perdido mucha credibilidad y ya no tiene Defensor del Lector, su gran orgullo, porque no puede pagarlo.
La persona que escribe antes es el ejemplo del nacionalismo que sufro todos los días en Barcelona, que hacen el mundo a su medida y creen que es así. El editorial del NYT ha sido tomado a pitorreo por la gente seria que conozco, pero los independentistas se agarran a la soga que va a ahorcarles creyendo que les da un respiro.
Don Manuel y mi admirado Salas. Un saludo afectuoso, como siempre.
Publicado por: Anna Castelló | domingo, 25 junio 2017 en 21:00