El sistema democrático estadounidense ha sido manipulado por una potencia extranjera al extremo de provocar, podría decirse, un golpe de Estado: ese es el mensaje que transmite la expulsión de 35 diplomáticos rusos acusados de favorecer a Donald Trump y dañar a Hillary Clinton en las elecciones presidenciales.
Barack Obama le ha reconocido así que Rusia controló la que hasta ahora era la primera potencia mundial y colocó como presidente al candidato más amistoso con Vladimir Putin, jefe del imperio históricamente rival.
Ciertamente, Trump parece tener una visión de la política exterior parecida a la rusa y opuesta a la tradicional estadounidense, heredera de la Guerra Fría.
Según Obama, Moscú espió las comunicaciones de su gobierno y el correo electrónico personal que empleó imprudentemente Hillary Clinton como secretaria de Estado entre 2009 y 2013.
Después divulgó esos documentos en la web de WikiLeaks para dañar a la candidata demócrata, lo que cambió la tendencia del voto electoral.
De ser cierto, Obama denuncia su propia incompetencia por carecer de un contraespionaje que evitara intromisiones extranjeras con resultados tan graves como la decisión de quién será presidente.
Aunque también es posible que el mismo Obama y los demócratas, desconcertados aún con la derrota electoral, traten de aprovechar las filtraciones para dejarle a Trump una batería de bombas-trampa contra sus relaciones con Moscú.
Julian Assange, fundador de WikiLeaks, asegura desde su refugio en la embajada de Ecuador en Londres, que los documentos y correos electrónicos contra Clinton fueron facilitados por “alguien importante” del gobierno Obama y del partido demócrata, no por los servicios secretos rusos.
En cualquier caso, Obama y los suyos reconocen el descontrol y la decadencia de EE.UU como superpotencia al permitir o facilitar que Putin o Assange eligieran al próximo presidente.
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UN MENSAJE QUE DEBE OÍRSE. Benjamín Metanyahu, primer ministro de Israel felicitándole las Navidades a los cristianos israelíes y del resto del mundo.
https://youtu.be/m1OCLKcTWq4
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Que USA dejó de ser una gran potencia es evidente. Basta con mirar su decadencia industrial, sobre todo en lo referente a vehículos, su retraso tecnológico en energías renovables. Rusia ya había dejado de ser gran potencia. Ahora le sigue USA, ya ambas solo son grandes militarmente y en capacidad de destrucción. Y es que el mundo cambia, evoluciona, avanza.
Pero que USA no sea gran potencia no quiere decir que se deje manipular burdamente por cuatro espías rusos. No hay que olvidar que Putin ha negado cualquier intromisión. El principal distorsionador de resultados en USA ha sido el FBI con el asunto de los correos de la descuidada Hillary. Si ha habido pucherazo ha sido interior de los propios USA, revelando un pais muy dividido y que hace escaso honor a su nombre.
El discurso de Netanyahu es un burdo rollo pelotillero a las potencias occidentales para que no le dejen solo en sus políticas de invasión, expropiación y latrocinio. Menos lloriqueo y más justicia, habría que decirle. Que luego los yihadistas desmadrados no atentan en Tel Aviv, sino en Berlín, en Estambul o en Madrid.
Feliz Año Nuevo al bloguero y a sus seguidores.
ARTURO
Publicado por: ARTURO | domingo, 01 enero 2017 en 14:01