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sábado, 10 diciembre 2016

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Cuando Cáritas y las propias evaluaciones gubernamentales certifican la pobreza energética en las proporciones que se citan, sólo desde el intento de intoxicar se puede ser negacionista.

Por barata que sea la bombona de butano, hay muchas familias que no han tenido en la vida la suerte del escéptico e insolidario bloguero, y no tienen posiilidades de adquirir calefacción, salvo quizás privándose de comida, o de techo. La bombona no lo es todo; es sólo un capítulo de gastos que se suma a todos los demás. Y la crisis (o estafa) del capitalismo ha hecho que mucha gente no pueda afrontarla, mientras los bancos son rescatados.

Solo los más toscos entienden por "pobreza energética" quedarse petrificado como un témpano o sufrir congelaciones en los dedos de pies y manos. También lo es es caer enfermo por causa del frío con enfermedades del aparato respiratorio, bronquitis, neumonías, o del circulatorio. Hay muchos miles, muchos más de siete mil, enfermos respiratorio por causa del frío que pasan. De ellos, muchos son niños, condenados a toda una vida de bronquitis crónicas, neumonías recidivantes o procesos asmáticos. Y las empresas que cortan la luz tuvieron en 2015 cinco mil millones de euros de beneficio. Los ciudadanos, con sus impuestos, les pagan a escote sus carreteras, sus puertos de mar para descargar el gasóleo, sus aeropuertos, sus sistema policial y judicial. El caso clama al cielo.

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