Desde 1971 hasta 2011 todo occidente fue amigo de los dictadores sirios Al-Ásad, primero Háfed, un militar que llegó al poder tras un golpe de Estado.
Lo heredó a su muerte en 2001 su hijo Bashar, odontólogo titulado en Londres al que recibían afablemente, junto a su moderna, liberada y elegante esposa, los jefes de Estado y Gobierno democráticos, incluidos los de España o EE.UU.
Cuando estallaron en 2010-2011 aquellas “primaveras árabes” que llevaron al poder a islamistas en regímenes árabes menos religiosos, primero en Túnez y Egipto, comenzó también la yihad en Siria.
Como extensión de la iniciada en Irak, pretendía imponer en Damasco –a propósito, a 225 kilómetros de Belén-- un Califato más fanático que el Omeya, del que había sido tributario ese Al-Ándalus que los yihadistas quieren reconquistar.
Las democracias occidentales se equivocaron, especialmente Barack Obama, Hillary Clinton y Nicolas Sarkozy, al apoyar a los “luchadores de la libertad” contra Al-Ásad --y el libio Muhamar el Gadafi--, porque el espejismo de aquellas primaveras tapaba el yihadismo.
Occidente tenía además un sentimiento de culpa por las consecuencias de la última guerra de Irak, perenne enfrentamiento sunita-chiita iniciado 1323 años antes de la invasión angloamericana de 2003, y brutal y temporalmente contenido por Saddam Husseim.
Los yihadistas infiltrados que atacan Europa no pertenecen a la secta cercana al chiismo de Al-Ásad, que a la vez le concede notables libertades a creencias como la cristiana.
Los terroristas, el yihadismo, son tributarios del fanático wahabismo saudita y de los Hermanos Musulmanes, integrados taimadamente en partidos políticos occidentales, y pertenecientes a ligas “progresistas”, como el influyente CAIR, Consejo de Relaciones Islámico-Estadounidenses.
Caída Alepo, y esperando la del Califato, las democracias no quieren expresar su satisfacción por este triunfo de Al-Ásad: rechazan compartir esa alegría con quienes lo ayudaron, Rusia y los chiitas ayatólicos iraníes, pero los periodistas debemos divulgarlo.
------
FELIZ NAVIDAD.
En el mundo de cultura cristiana se festeja estos días la Navidad, el nacimiento de Jesús. Un niño judío. Es necesario recordar ese origen. Y es importante recordar también que esta civilización judeocristiana a la que pertenecemos, unida a la clásica grecorromana y a la Ilustración, con sus enormes errores y sus aciertos, es la que le ha dado al mundo sus mayores y mejores logros. Creyentes o no, debemos aceptar que la Navidad-Natividad es una época fundamental, única y determinante por la que debemos felicitarnos.
Feliz navidad a todos.
-------
Nicolas Taleb describe claramente como no es todo el islam lo que amenaza a Occidente, sino los sunnitas, en concreto los más radicales salafistas que, financiados por Arabia Saudí, proponen conquistar su Eurabia.
Hay otros sunnitas moderados, que aspiran a una sociedad más abierta, o los chiítas, más nacionalistas en sus países, pero no expansionistas.
Aunque para los fanáticos, como dice el ISIS, todos los que no son tan extremistas como ellos no son verdaderos musulmanes. Aunque ésta es también opinión general de los sunnitas respecto a los chiítas.
Pero todos los países occidentales se dan tortas por ir a vender trenes o armas a los saudíes, mientras, como contrapartida, aceptan que financie mezquitas, madrasas y el jihadismo en general.
Y mientras Israel a viéndolas venir. Cuanto más terrorismo haya en Europa más justificados estarán ellos para aplicar su apartheid. Les basta repetir que no quieren que otro autobús les aplaste como en Niza.
Publicado por: asertus | lunes, 26 diciembre 2016 en 09:56