Aparecen los pederastas por todas partes, últimamente como entrenadores de atletas infantiles y juveniles de élite. Por internet o a las puertas de los colegios. Es una plaga que antes se ocultaba, pero que comienza a denunciarse, por fin.
Lo infame es que en una zona de España, Galcia, haya quien presenta al pederasta como un encantador personaje folclórico, y que los nacionalistas lo adopten como signo de diferencia y de identidad.
Convertir a un pederasta en un ser que atrae niños no es inocente. Tiene que haber pederastas detrás de la creación, recreación o utilización de un personaje llamado Apalpador que pretende sustituir la las figuras navideñas, Reyes Magos o Papá Noel.
Y el cronista tiene que repetir aquí una de sus crónicas anuales al respecto sobre este pervertido, esta de 2009, con la intención de que todo lector esté atento y analice qué clase de héroes se crean para atraer a sus niños:
El sincretismo cristiano ha logrado adaptarse a las creencias de los pueblos donde se introdujo, al extremo de convertir las conmemoraciones periódicas paganas en sus días festivos, o de transformar las figuras tradicionales como el Esteru cántabro o el Olentzero vasconavarro, en acompañantes de la Navidad.
De las nacionalidades históricas –en Cataluña tienen el Homme dels Nassos, que posee 365 nassos, narices, una por cada día del año--, sólo Galicia carecía de un personaje navideño parecido, a pesar de poseer decenas de otros seres mitológicos para las demás fechas.
Para enmendar esta ausencia, está inventándose una figura así a partir de una cantiga supuestamente descubierta por un antropólogo portugués.
Pero no aparece en ningún documento histórico, ni nadie de las generaciones vivas actuales conoce el personaje que los nacionalistas están recreando bajo el nombre de Apalpador.
Como los otros protagonistas folclóricos norteños, baja de las montañas, donde vive en soledad, es tosco, feo, carbonero, fuma en pipa y se llama Apalpador porque palpa las barrigas de los niños en sus camas para comprobar, dicen, si comen abundantemente.
En lo que no se fijaron el antropólogo portugués o sus seguidores, que pretenden sustituir así al pagano anglosajón Santa Claus, el Papá Noel francófono, es que su Apalpador recuerda a un pederasta.
Porque, ¿qué hace un personaje desagradable, desconocido y solitario viniendo a toquetear a los niños en secreto? ¿Es un santo varón o un pervertido ese tipo rarísimo que va a manosear barriguitas infantiles en la cama?
Esteru, Olentzero o el Nassos no tocan a los niños como el Apalpador, y es que hay que ser tortuoso o ingenuo para querer que un posible pederasta sustituya a Santa Claus/Papá Noel o a los Reyes Magos en el reparto de regalos infantiles.
Observe cómo ha caído en el mayor patetismo y paletismo una ciudad que fue cosmopolita, Ferrol, que era base de la Armada, adoptando esta siniestra y vomitiva figura.
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Y la sabiduría del Gran SALAS
Madre mía! hay que ser enfermo mental para ver pederastia en una esta figura tradicional, si bien no de toda Galicia si de aldeas de O Courel donde hay testimonios de esta tradición entre la gente más anciana y que casi desaparece. ¿Que problema hay en recuperarlo e intentar expandirlo al resto de Galicia? ¿Tiene usted algún tipo de fobia a todo lo que sea distinto?Haga también un artículo denunciando a Suso de Nazaret cuando pedía que los niños se acercasen a él, muchos de sus representantes en la tierra se lo tomaron demasiado a pecho y ahí también hay casos documentados. Curioso que haya accedido a su blog a través de varios fachas que comparten sus publicaciones, dá que pensar.
Publicado por: Xan de Perlío | sábado, 31 diciembre 2016 en 10:22