España sigue siendo un país de pícaros y picaresca, donde ese refrán de que “el que no corre, vuela” para corromperse se cumple en los políticos que vemos aparecer ante la justicia, y en los que tratan de evadir impuestos y obligaciones fiscales, que son casi todos los ciudadanos.
Hasta el revolucionario justiciero número tres de Podemos, Pablo Echenique, defraudó a la seguridad social ocultando la de un empleado, con el agravante de que, siendo argentino, vino a España para ser atendido de su grave discapacidad explotando la sanidad gratuita pagada por quienes sí abonan impuestos.
La Agencia Tributaria acaba de hacer pública la lista de las localidades más ricas y más pobres de España según la renta de sus habitantes; la más rica es Pozuelo de Alarcón (Madrid), de 84.558 habitantes, que paga cada uno de IRPF una media anual de 17.922 euros.
Y el lugar más pobre es el municipio granadino de Zafarraya cuyos 2.040 habitantes no abonan IRPF porque su renta individual es de sólo 10.293 euros.
Lo que une a ambos lugares es que están gobernados por el PP, comprensible en el caso del pueblo rico, y llamativo en el pobre, que según los tópicos debería ser de izquierdas.
Tras conocerse estos datos, numerosos periodistas acudieron a Zafarraya buscando niños hambrientos y descalzos por las calles, y a los habitantes pidiendo limosna.
Pero resulta que encontraron un pueblo como cualquier otro español, con sus muchos bares llenos de gente, quizás porque parte de sus ingresos les viene del PER, Plan de Empleo Rural, que muchos complementan empleando a inmigrantes africanos que se afanan en sus campos, base del bienestar local.
Los zafarrayanos entrevistados dicen que viven estupendamente, ergo se defrauda allí tanto por el PER como por los beneficios de la agricultura no declarada.
Y si hasta los más pobres somos unos defraudadores y explotadores de inmigrantes africanos, ¿en Pozuelo no hay pícaros?
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Usted siempre abonado a la "realidad disminuída", es decir a escamotear datos para, en la medida posible, perjudicar a sus enemigos políticos.
Por suerte, ahora ya sabe todo el mundo que Echenique no declaró a su empleado para no echar sobre su trabajador una carga económica con la que no podía cargar: le era imposible abonar sus cuotas de autónomo. De no ser así, Echenique lo habría declarado.
Pero bien está que los lectores conozcan la innobleza del innoble y la mezquindad del mezquino. Llegará el día en que decir Molares equivalga a decir mierda.
Publicado por: Esteban | sábado, 30 julio 2016 en 16:04