El inteligente y excelente divulgador Josep Borrell, recuperado por Pedro Sánchez como uno de sus “ministros en la sombra”, esta nuevamente activo como político, por lo que, siendo el profesional más brillante que posee el PSOE, quizás tenga algún futuro tras el nuevo fracaso electoral de su jefe.
Antes de las elecciones tuvo dos notables intervenciones públicas, una de nulo éxito como previsión de futuro, y otra contundente, como suele ser él en los debates.
La primera señalaba el deseo de su jefe de formar gobierno con Podemos, lo que levantó muchas alarmas, y la segunda le sirvió para desmantelar en una televisión catalana las razones separatistas de Oriol Junqueras, líder de ERC.
Josep Borrell posee un cerebro privilegiado como ingeniero, matemático y economista, pero a veces toma decisiones erróneas, como la de confiar en personas desleales y poco honradas, algo parecido a lo que alega Mariano Rajoy para disculparse por sus corruptos más cercanos.
Una mezcla de temor a su brillantez y a su imprevisibilidad, más la aparición de unos amigos corruptos en Cataluña, facilitaron que el PSOE le obligara a renunciar como candidato a la presidencia del Gobierno en 2000, pese a haberle ganado las primarias a Joaquín Almunia, que se estrelló por coaligarse con los comunistas.
Diputado y presidente del Parlamento Europeo, abandonó la política activa en 2009 para volver a la industria privada, últimamente como consejero en Abengoa, empresa en riesgo de quiebra, aunque nunca abandonó su militancia socialista.
Nos anunció que Sánchez quería pactar con Pablo Manuel Iglesias el gobierno que desde el 26 de junio ya no podrá ser, pero no sabemos si a él le gustaba o no.
Porque si le parecía mal, puede que tenga ahora mejor futuro que hace tres lustros.
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Borrel en el Partido Socialista o Pizarro en el Partido Popular son ejemplos de individuos mucho más capaces y valiosos que sus respectivos jefes de fila. En un país civilizado, podrían ser una opción para un Gobierno de Coalición menos partidista. Pero claro, en un país civilizado Rajoy y Sánchez hubieran dimitido el 21 de Diciembre.
La estructura de los partidos españoles, sobre todo la del PP, hacen imposible cualquier opción de este tipo. Estamos condenados a la Kakistocracia, el gobierno de los peores.
Publicado por: Espectador | martes, 28 junio 2016 en 18:57