La ciencia, la física, puede explicar el latrocinio y la corrupción en España aplicando la teoría de la atracción de los metales imantados y, sobre todo, la Ley de la Palanca que enunció Arquímedes diciendo: “Ponedme cerca de la caja registradora y robaré el mundo”.
En realidad, tres siglos antes de Cristo el sabio griego dijo algo equivalente: “¡Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo!”, porque el mundo es la caja registradora.
Cuanto más cerca está el punto de apoyo de una palanca el objeto que se quiere mover o robar se necesita menos fuerza en la punta desde la que se ejerce, y cuanto más lejos esté ese apoyo, más cuesta levantar el mundo o la caja del dinero.
Para lo que nos convoca ahora, la corrupción, vale la fórmula de la Ley de la Palanca: P x Bp= R x Br.
Todos los partidos políticos tienen quien aplica la Ley de la Palanca colocándose cerca del punto de apoyo, que es el poder, mientras sus bases la presionan.
Quien toca la palanca tiene la tentación de llevarse la caja. Para repartirla entre los conmilitones, como hicieron presuntamente los expresidentes socialistas Chaves y Griñán, procesados ahora, o para beneficiarse individualmente
Estos usan su poder para llevarse la caja para sí mismos, aunque dejando limosnas cómplices para los compañeros; así se explica que los Bárcenas o Granados sacaron presuntamente mucho para ellos.
Atentos a Podemos: cuando todavía sus dirigentes eran débiles, además de llevarse millones venezolanos, arramplaron prebendas y becas falsas con la palanca de las corrupciones universitarias. Y están empezando…
La palanca mueve la corrupción, por lo que exijamos vigilancia extrema de la caja, además, con vigilantes de los vigilantes, y otros de estos, y así hasta el infinito.
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