Nos preguntamos cómo daña el independentismo catalán a las empresas de su región y tenemos una respuesta parcial en la actual crisis Freixenet, creadora del primer cava, principal fabricante de espumosos de España, y con 18 bodegas en siete países de distintos continentes.
La marca más publicitada de las burbujas navideñas, siempre con figuras populares, es conocida además de por sus productos porque su presidente, José Luis Bonet Ferrer, aparece con frecuencia en los medios informativos recordando su catalanidad, pero también su orgullo de ser española, lo que irrita profundamente a los independentistas, que han ordenado boicotear sus vinos
Además presidente de la Fira de Barcelona, Bonet lo es de la Cámara de España, es decir, la cabeza visible del empresariado comercial español ante el mundo.
Como muchos españoles no catalanes han decidido prescindir de todos los cavas, como represalia hacia el independentismo, Freixenet se ha visto sometida al doble boicot: el de los separatistas y el de sus contrarios, que son nacionalistas españoles a su manera.
Se añadió en 2015 una crisis en las ventas mundiales del cava, y todo sumado hizo que al menos una de las tres familias que controlan la marca, la Hevia Ferrer, se proponga vender su parte, según afirman los expertos en información económica catalana.
Además, algunos de sus socios creen que Bonet ha sido imprudente el haberse enfrentado y retado a los independentistas de una manera tan directa y rotunda.
Ahí tenemos, pues, una gran empresa dañada por el debate independentista–aunque no sea la única causa de su crisis actual--, algo que debe multiplicarse con otras marcas que, al menos en el resto de España, han tenido que sufrir notables disminuciones de sus ventas, pero que ocultan como pueden esos datos.
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