En las Navidades de 2002 el chapapote del petrolero Prestige llegaba a Galicia y provocaba un desastre ecológico que trataba de explicar sin demasiada fortuna el entonces vicepresidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Luego, el 14 de marzo de 2004, perdió las elecciones como candidato a la presidencia tres días después del peor atentado terrorista sufrido hasta hoy en territorio europeo desde la II Guerra Mundial.
Rajoy ha tenido una mala suerte repetida que le acosa también como presidente tras quedarse el día 20 con 123 diputados, 63 menos que los que logró casi milagrosamente para obtener mayoría absoluta a finales de 2011.
Esperaba que los electores españoles le dijeran “gracias” por la que cree que fue una buena gestión político-económica que desde 2012 sacó el país de la ruina a la que lo abocó el ideologizado, contador de nubes y repartidor de aire Rodríguez Zapatero.
Luego, evitado el desastre, consiguió poner en marcha el país, como le reconocen los centros económicos y de poder internacionales, aunque no la mayoría de los españoles, por lo que se vio en las elecciones del día 20.
Parece que no consideraron que fuera necesario afrontar una reconversión laboral para no cerrar hasta 350.000 pequeñas y medianas empresas que al llegar él al Gobierno echaban a la calle 1.600 empleos diarios.
Casi nadie se lo agradece, y menos, lógicamente, quienes sufrieron el empeoramiento de sus condiciones laborales antes de comenzar a recuperar empleos, inicialmente precarios.
Además, su negligencia permitió que numerosos políticos del PP aparecieran inmersos en casos de corrupción bien explotados por otros partidos, como el PSOE, también manchado en casos milmillonarios.
Su último golpe de mala suerte fue encontrar dirigiendo al PSOE, su posible aliado constitucionalista frente populismos y separatismos, a un destemplado y malintencionado Pedro Sánchez, también humillado en unas elecciones que presume haber ganado.
El día de Rajoy es el 28 de diciembre.
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Solo indicarle que el PP ha obtenido 123 escaños, 63 menos que en las elecciones generales del 2011. Si tuviera 143 estaríamos en otro escenario de pactos mucho más positivo para el PP y la estabilidad de la legislatura.
Saludos
Publicado por: Vicente A.C.M. | sábado, 26 diciembre 2015 en 17:35