Pocas horas antes de que Marta Rivera de la Cruz, la multipremiada escritora y candidata de Ciudadanos, dijera en un debate de televisión que era necesario “acabar con la asimetría penal por cuestión de sexo”, una mujer le gritaba a su marido en una atestada tienda de ropa del centro de Madrid: “¡Estúpido, inútil, estoy harta de que digas que no puedo comprarme nada que me guste!”
Quienes estábamos allí vimos a la mujer con dos vestidos y otras piezas ante la cajera, y al hombre, avergonzado, diciendo que aquello no podían pagarlo.
Ella seguía elevando la voz, mientras él se alejaba, cabizbajo; histérica, ella tiró todo, lo persiguió y comenzó a pegarle puñetazos. Él se tapaba, hasta que un empleado de seguridad la apartó.
Si la mujer hubiera sido un hombre estaría en prisión acusado de múltiples delitos de género.
En lo que va de año los hombres han asesinado en España a 49 mujeres, pero en 19 casos los autores eran extranjeros. En el mismo tiempo 29 mujeres mataron a otros tantos hombres, no se divulgaron sus nacionalidades.
Varias mujeres han asesinado a sus hijos, la última a sus dos niñas este miércoles y luego se ha suicidado: no es una asesina, sufría una depresión, dicen los medios informativos para disculparla.
Rivera de la Cruz se limitó a recordar que sufre igual quien ve a su padre matar a su madre que quien ve a su madre matar a su padre.
Que la diferencia de sexo en las leyes es injusta. Asesino o asesina, maltratador o maltratadora merecen la misma pena.
Pero le llaman machista, casi asesina; hasta el PP, que calificó de hembrista la ley de violencia de género y se opuso a esa segregación sexual cuando Zapatero consiguió aprobarla.
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Espero que ese valiente empleado de seguridad siga conservando su puesto de trabajo. Por desgracia, el hembrismo y el feminazismo campan a sus anchas por la geografía española.
Publicado por: Josan II | sábado, 12 diciembre 2015 en 19:55