Con la fuerza del poder creciente, con la certeza del Gran Hermano, Pablo Manuel Iglesias Turrión ha comenzado a denunciar los crímenes mentales que podrían pensar cometer los líderes del PP, de Ciudadanos, y algunos del PSOE: “¡¡Están tramando crear una coalición para gobernar!!”, clama indignado.
La misión de la Policía del Pensamiento en el 1984 de Orwell era perseguir no a los proles o proletarios, sino a quienes desde dentro del sistema podrían pensar algo en contra de las consignas del Partido, los autores de crímenes mentales.
Pablo Manuel sabe que podría formarse un grupo constitucionalista de 253 de los 350 diputados del Congreso si llegan a algún acuerdo Mariano Rajoy --u otro dirigente del PP que lo sustituya si es que el veto que le imponen es total--, junto con Albert Rivera y quizás algún nuevo líder del PSOE realmente español, como Susana Díaz.
Podría formarse una coalición gubernamental, o establecer un compromiso de respeto absoluto a la Constitución entre esas fuerzas frente a quienes quieren volatilizarla.
La alianza neutralizaría la presión ultraizquierdista y nacionalista sobre los más ambiciosos de poder a corto plazo del PSOE.
Presión de quienes dándoles la presidencia del Gobierno, se la cobrarán obligándolos a aceptar más adelante un sistema griego o bolivariano, o con una España disuelta, como desean los ultras, nacionalistas burgueses y de neoizquierda.
Las denuncias de Iglesias contra los crimentalistas buscan facilitarle el triunfo definitivo al ambicioso Pedro Sánchez, cada día más retador y amenazante con los disidentes del PSOE que rechazan uncir su histórico partido a ese nuevo Gran Hermano.
El jefe de la Policía del Pensamiento reta a su vez a Sánchez reprochándole su falta de autoridad para prohibir el crimental de la alianza, la mejor salida para la democracia y para los españoles.
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