Los españoles que ven a su país con más fracasos que éxitos deberían recordar hazañas de sus antepasados, como aquella que fue “El ejemplo de filantropía más noble y más amplio que hayan conocido los anales de la Historia”.
Es una frase de Edward Jenner, el médico inglés que publicó en 1898 su descubrimiento la vacuna de la viruela, la enfermedad más terrible de entonces, tras saber cómo se había desarrollado la “Expedición Balmís” para expandir urgentemente su antídoto por todo el mundo.
Francisco Javier Balmis, médico de cámara de Carlos IV consiguió la financiación real para para recorrer el imperio español con una veintena de niños huérfanos coruñeses como vacuna viviente que iban transmitiéndose “herida con herida” a las poblaciones donde atracaba el “María Pita”, barco que zarpó de La Coruña.
El viaje se inició en 1803 y concluyó en 1814, tras vacunar incluso a los enemigos del imperio español, que a su vez vacunaban a otras poblaciones.
Pero esa ausencia de orgullo permite que la biografía de Jenner en la Wikipedia en castellano afirme que la gran expansión de la vacuna se debió a Napoleón. Una falsedad: ordenó aplicársela a sus tropas dos años después de la salida del “María Pita”.
Javier Moro, Premio Planeta 2011 por El imperio eres tú, novela sobre Pedro I, emperador del Brasil tras su independencia de Portugal, acaba de publicar “A flor de piel” (Seix Barral), que revive esa gesta tan admirada por Jenner, nacido en 1749 y fallecido en 1823.
Debe leerse y recordar que el himno y la bandera que insultaron este sábado en el Nou Camp de Barcelona ya eran entonces los de quienes salvaron al mundo de la viruela, el alicantino Balmis y su barco con médicos, enfermeras y tripulantes gallegos, vascos, catalanes y castellanos.
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Patéticos cavernícolas del resentimiento, pena y risa dan. Seguramente por eso tienen al frente al cínico Arturo Más, votan a la ígnara Colau y se dejan desvalijar por los sin vergüenza Pujols. Cada uno tiene lo que se merece.
Conmueve que estos cafres nacionalistas veneren sus símbolos autóctonos pero se cisquen en los de los demás españoles.
Esta pitada al Jefe de Estado y el Himno nacional sería INIMAGINABLE en ninguna otra democracia seria, pero los españoles arrastran los traumas de una Transición acomplejada, que rehusa la defensa de lo propio como si fueran secuelas del franquismo, la bandera, la Patria, el himno, el Rey...qué horror, puede que hasta te llamen facha!!
Los complejos son una cosa muuuuu mala y ese intento fóbico de vejar la identidad española en un evento deportivo da la justa medida de la inferioridad de primates en un estado evolutivo más propio de la caverna y sus odios primarios.
No soy nada monárquica y, como cualquiera que haya viajado mucho, tengo escasa pasión por el territorio y sus límites, y mucha más por las personas, pero me ha parecido reconfortante la tranquilidad del Rey y autoridades frente a la exhibición de los cafres enloquecidos.
Pobre gentuza
Publicado por: MIRANDA | martes, 02 junio 2015 en 20:04