Los padres de Sandra Palo, la chica discapacitada de Getafe, Madrid, secuestrada, violada, atropellada siete veces y quemada viva por cuatro delincuentes comunes de entre 14 y 19 años, han vuelto a protestar contra los políticos que les prometieron endurecer la ley del menor, asegurando que ni siquiera han intentado reformarla en los doce años que se cumplieron este domingo desde ese horror.
Ante tal cadena de sadismo asesino los políticos del PP, con Aznar en el poder, y del PSOE, liderado por Zapatero, prometieron reducir la edad penal de los menores de los catorce a los doce años.
Pero enseguida advirtieron que no legislarían “en caliente”, que lo harían serenamente. Y así hasta hoy, un mes después de que un chico de trece años matara a un profesor e hiriera a cuatro compañeros con una ballesta en un instituto de Barcelona.
La última Memoria de la Fiscalía General del Estado, centrada aún en 2012, revelaba que ese año se habían incoado 29.598 expedientes con delitos de menores, de los que 11.748 correspondían a delitos contra la integridad física, y de ellos, 65 a asesinatos o intentos de homicidio.
Sesenta y cinco niños posibles asesinos en 2012, además de las múltiples formas de delincuencia que muchos practican en sus propias casas, su entorno, y en bandas organizadas.
Pero el coordinador de los fiscales de menores de toda España, Javier Huete, acaba de afirmar en una conferencia en Vitoria que no debe rebajarse la edad penal, pese a la vieja promesa de los partidos.
Y es que, enfriados los casos más aterradores, los menores asesinos pasan algún tiempo en un correccional que quizás no corrige y, como Rafita, el peor asesino de Sandra Palo, salen libres para seguir delinquiendo.
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Nadie va a negar el problema que supone la violencia ejercida por los menores, pero es más achacable a una sociedad que no sabe educar y que abandona a sus adolescentes que a ellos mismos, aún sin formar mentalmente. Recortes económicos, marginación, desarraigo y exclusión traen estas consecuencias, como cualquier sociólogo y psicólogo sabe.
Por eso la tendencia entre todos los juristas avanzados, modernos y consecuentes con los conocimientos psicológicos que hoy se tienen es recuperar a los delincuentes como seres humanos válidos para la sociedad. La justicia no puede ser venganza ni ensañamiento. Tiene que ser rehabilitación y recuperación. Por eso todos o casi todos los especialistas actuales se posicionan en la línea opuesta a la del autor de estas artículo. Simplemente, conocen demasiado bien los conocimientos de los seres humanos y su dependencia del medio en el que se crían.
Publicado por: Hernando Soares | lunes, 18 mayo 2015 en 18:06