.. Uno de los dramas multiseculares y tradicionales españoles era el de las familias de jugadores que al perder se quedaban sin casa, sin bienes, y que además eran entregadas como objeto sexual a los ganadores.
Por eso la II República prohibió el juego con excepción de en unos pocos casinos, algo que perduró durante el franquismo.
Ahora hay cada día más sistemas de juego, más incitaciones a la ludopatía: Ada Colau y Podemos tienen aquí su mejor mercado porque los desahucios por juego seguramente irán a más y las madres ancianitas de los perdedores nos romperán el corazón.
Esther Aguado, actual presidenta de una asociación aragonesa de exludópatas, Azajer, acaba de explicarle a la prensa cómo la destruyó su afición al bingo y a las tragaperras, por la que perdió un piso y le embargaron la casa donde vivía con su hija... Pinche abajo para leer la crónica completa y ver a Salas...
via cronicasbarbaras.blogs.com
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