Un politólogo de aciertos frecuentes en sus análisis para el New York Times, Roger Cohen, vaticina que siempre habrá guerras civiles en Ucrania si no se establece una frontera, un muro simbólico, entre los nacionalistas proeuropeos y los prorrusos, al menos un cuarto de la población a la que siempre apoyará Vladimir Putin.
La historia de los pueblos conquistados y conquistadores deja herencias que suelen romper la paz, como ocurre ahora en Ucrania en la lucha entre los étnicamente nativos y los rusos, diferenciados por lengua y cultura.
Esto ocurre ahora, pero los habitantes del territorio un quinto más grande que España y con casi igual población, que desde hace más de un milenio ha invadido y sufrido invasiones y vivido guerras constantes, dependencias de Polonia, Rusia, del imperio otomano o Alemania.
Una parte de los ucranianos tiene origen ruso, especialmente en Crimea, al sur y al este. Gran parte fueron enviados allí por Stalin, unos forzosos, otros voluntarios, a la vez que el sádico dictador comunista deportaba grandes masas de nativos a otros territorios soviéticos.
Además de rusos, muchos neocomunistas, hay nacionalistas descendientes de colaboracionistas con los nazis cuando buscaban su espacio vital, el “Lebensraum”, feroces auxiliares de Hitler en el Holocausto. Y también descendientes de los que lucharon contra ellos.
Los enfrentamientos entre los prorrusos y los que desean integrarse en la Unión Europea han llevado a que, quienes se sienten segregados por los proeuropeos y tratados como extranjeros, miren hacia Moscú; en respuesta, Putin azuza, arma y apoya a esos prorrusos.
Atentos ahora a lo que ocurre también con los rusos de Letonia enviados allí por la URSS, legalmente ciudadanos de segunda y víctimas de la antidemocrática tolerancia de la Unión Europea con ese país miembro.
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Desconocía que vos érais prorruso...
Publicado por: Josecik | domingo, 01 marzo 2015 en 21:15