Tic-tac, Tic-tac, dicen los que anuncian la bomba de relojería que hará saltar la actual democracia y prometen salvar este país de los “traidores a la patria”, los empresarios injustos, los bancos, los evasores fiscales, la “casta” de los políticos y, sobre todo, los medios de comunicación privados que denuncian que ellos han sido creados y sostenidos por el chavismo.
El Tic-tac anuncia también, aunque lo oculten, el final de España propiciado por sus dirigentes secesionistas cabeza de lista en las Comunidades históricas.
Con el Tic-Tac plagia un discurso de Hugo Chávez fallecido hará dos años el próximo 5 de marzo que conviene revisar, una ocurrencia del fogoso espadón venezolano que se convirtió en la cantinela de todos los bolivarianos, y que trajo a España el pequeño Pablo Iglesias ocultando su origen para usarla como si fuera un hallazgo retórico propio.
Lo de llamarle a los corruptos o a los supuestos explotadores, pero también a la prensa libre, “traidores a la patria”, expresión que usó el pequeño Pablo en Nueva York, es muy, muy, preocupante, porque no habla de que los castiguen los tribunales.
Es el lenguaje de las dictaduras. La acusación que suele conducir al disidente ante tribunales especiales, a la cárcel, cuando no al paredón. Desmenuza todo su significado Victor Klemperer en “LTI: la lengua del III Reich. Apuntes de un filólogo” (Ed. Minúscula).
Ningún político en democracia, desde la aprobación de la Constitución de 1978, se atrevió a acusar a nadie de “traidor a la patria” porque era el término que usaba el Caudillo contra sus enemigos en sus años iniciales.
Donde más se apela ahora a “la patria” para acosar al opositor, y quizás para asesinar, es en el nacionalismo radical –abertzale significa patriota--, y en los regímenes populistas comunistoides y/o bolivarianos, inspiración del pequeño Caudillo Pablo descrita y profetizada en 1947 por Klemperer.
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Por sus hechos los conoceréis. Y por sus amigos, sus sponsors, sus fraudes, su complicidad con tiranos, su rostro de feldespato para actuar como casta mirando al tendido, como Dominguín.
Cuantos trajinan dinero ilícito, narcos, comisionistas, delincuentes o sea defraudadores , recurrirán al "caso Monedero" y, como el, se negarán a explicar la procedencia de sus caudales ante la Agencia Tributaria, apelando a la confidencialidad de su origen. Tiene enjundia la cosa, Molaritos.
Los salvapatrias suelen alardear de aquello que adolecen. Un vistazo a Venezuela, Cuba e Irán, sponsors de esta banda de dinamiteros, ( tic-tac tic-tac decía su admirado golpista Hugo Chavez), da la medida del caos creado por gobiernos que encarcelan a los "traidores" discrepantes, cierran los medios críticos, arruinan al pueblo, y ejercen una tiranía cruel con los que se pudren en la cárcel o alimentan tiburones en su intento de huir del infierno.
Con Fidel como faro y guía (Iglesias dixit) y la pasta que Venezuela e Irán roban a su gente miserenta, estos demagogos bonvivants, mucho pico y poca pala, quieren abrir franquicia en España, con lenguaje y gestos soberbios y populistas.
Salas dibujaba a los despistados que piensan votar marxismo bolivariano en el s. XXI como ovejas que, descontentas del pastor, piden ayuda al lobo.
¿Hay que destruir para regenerar? (tic-tac tic-tac, tiempo para la reflexión necesaria antes de meter la pata)
Publicado por: MIRANDA | martes, 24 febrero 2015 en 20:16