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martes, 10 febrero 2015

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Estoy desarmado. Por primera vez (y única?) estoy de acuerdo con Molares... en la forma, pero no en el fondo. Es cierto que en España es complicado entender la forma de hablar de determinadas zonas, sobre todo del sur. Pero esto ocurre hasta con titulados universitarios. La ex ministra Magdalena Álvarez era un ejemplo de libro. No se sabía lo que decía. Y la buena mujer en vez de esforzarse por mejorar su pronunciación insistía en decir que se despreciaba a su gente (es el comodín del político, los ataques a ellos son ataques a sus votantes y vecinos) No se entiende muy bien que los profesores de esas zonas no enseñen la pronunciación correcta pero es que nadie parece querer ver que una forma es como se habla en la calle y otra la expresión en público. Que conste que en el sur piensan igual del norte, que se habla demasiado rápido.

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