Tras el intento de destruir España lanzado este sábado por los independentistas catalanes sería deseable reformar la Constitución y que todos los ciudadanos pudieran aprobar o rechazar en referéndum su nueva redacción.
Se necesita retar a las fuerzas políticas para borrar definitivamente los ensoberbecidos separatismos, tan crecidos, que se hace necesario domarlos antes de que haya nuevos 9N en cada Comunidad o Cantón de pueblo, que es en lo que podemos terminar.
Como dirán UPyD y Ciudadanos, no para darle más autoridad a los políticos catalanes, sino para hacer iguales a los ciudadanos aboliendo el ventajismo económico de las autonomías vasca y navarra.
Esas prerrogativas son las que provocan celos en los políticos de las Comunidades como la catalana, que también exigen ser primus inter pares.
Este es el origen del ataque de los nacionalistas a esta Constitución de 1978, que hizo libre y enriqueció a todo el país, pese a contener defectos como el de esta desigualdad entre iguales.
Que se protejan los lógicos derechos autonómicos, sí, pero en paridad con los de todos los españoles.
Darle hoy a los nacionalismos lo que propone concederles el PSOE, el federalismo asimétrico, crearía algo peor que la I República y sus chuscos cantones-taifas: traería el ébola del salvajismo a cada pueblo, y lo extendería al resto de Europa.
No estamos para divisiones. Las ceguedades localistas impiden ver el expansionismo terrorista del Estado Islámico sobre los países quebrados y debilitados, que quiere España, “su” Al-Andalus.
Lo mismo que la Generalidad ha sabido explotar a sus Cantinflas patrioteros tapándoles la corrupción cercana con el señuelo del independentismo, el Estado podría usar su propio márquetin para conseguir ciudadanos informados de su igualdad de derechos y deberes, limpiando simultáneamente toda corrupción que desmoraliza, avergüenza y destruye al país.
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Los argumentos del discurso de Rajoy eran conocidos en cuanto a su negativa a negociar sobre la soberanía nacional o la celebración de un referéndum independentista. Básicamente porque así lo establece el orden constitucional.
Quizá se echó de menos alguna aclaración complementaria sobre "el fracaso" del 9-N, que si bien es cierto que sólo tuvo el apoyo de un tercio de la población, lo cierto es que SE CELEBRO A PESAR DE ESTAR ESPECÍFICAMENTE PROHIBIDO POR EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL.
Qué pasa, don Mariano, ¿Qué las resoluciones y sentencias de los altos tribunales son papel mojado? ¿Qué la Ley en España no obliga a según qué grupos de ciudadanos? ¿Qué cuando nos calcen una multa de tráfico o nos emplumen por evasión de impuestos, podremos poner cara de póker y desoír la sentencia? ¿Qué alguien propondrá cerrar Tribunales que no tienen efecto vinculante y solo dan gastos, total pa ná?
Esas quisicosas de grano grueso hay que explicárselas a la clientela, sr. Rajoy, para que no se arme un lio ni dude de que la Ley es igual para todos. O no.
Está muy bien actuar con "mesura y sensatez", o sea a la gallega y con sentidiño, pero ESA PRUDENCIA NO ES INCOMPATIBLE CON LA FIRMEZA Y LA DEFENSA DE LOS PRINCIPIOS DE LA CONSTITUCION, que el Gobierno está obligado a defender y proteger.
¿No habría sido más lógico COGER EL TORO POR LOS CUERNOS ANTES, tanto política como judicialmente, y no venir ahora con una supuesta querella contra el desafiante desvergonzado Arturo Mas, con la que el se fumará un puro, pero cuyo efecto retroactivo puede crear problemas tanto a la Fiscalía como al Gobierno?
La mesura, la sensatez y la prudencia pueden, a veces, encubrir altas dósis de inacción, pereza, pusilanimidad, cobardía...o calculo errado.
La Ley, la Constitución, las dos Cámaras, la Corona, la sociedad civil, todos estamos respaldando la unidad de España y las medidas que, en su defensa, tome el Gobierno....
Pero sin descartar medidas severas y contundentes que podría haber que aplicar, sin que le tiemble el pulso al sr. presidente, que para eso, para ocuparse de la buena gestión y defensa de la Nación, fue elegido por una , aparentemente desaprovechada, mayoría absoluta.
Desgraciadamente, el nuestro es un país cainita, revanchista, corruptible y autodestructivo, no suele tener el bien general entre sus objetivos máximos, como ya tiene ampliamente demostrado, así que el Gobierno tiene que ser claro, justo y riguroso, y no andar con pamemas y dengues de damisela, que cuando se descuide, ya se le han echado las cabras al monte.
Publicado por: MIRANDA | jueves, 13 noviembre 2014 en 14:33