Cuando el protestante rey de Navarra Enrique III dijo en 1589 aquello de “París bien vale una misa”, que suponía convertirse al catolicismo para reinar como Enrique IV de Francia, tenía 36 años, los mismos que ahora Pablo Manuel Iglesias Turrión, al que algunos medios informativos le atribuyen un súbito amor al catolicismo tras oír este martes un discurso del Papa Francisco en Estrasburgo.
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