Buena parte de los españoles acepta caer en múltiples timos de la estampita que, tras triunfar en pequeños grupos, se amplifican en las televisiones y llegan así a esas masas que creen las asombrosas fantasías de los embaucadores.
La inocencia atrapa a todas las clases sociales, como ocurre en el caso del Pequeño Nicolás, que desde los dieciséis hasta los veinte años engañó a cambio de dinero a innumerables ricos y poderosos prometiéndoles favores de los políticos y hasta de la Casa Real que los harían más ricos y poderosos.
Una vez descubierto, el Pequeño Nicolás se ha convertido en una estrella mediática que ha cobrado 200.000 euros, según algunos medios serios, por salir en Telecinco ratificando sus fantasías.
Lo hizo ocupando un espacio destinado inicialmente al fenómeno mediático de Pablo Manuel Iglesias Turrión, Pequeño Pablito, que se negó a aparecer tras el escándalo de su segundo, Íñigo Errejón, que cobra una corrupta subvención universitaria.
La misma cadena que construyó como estrella a Belén Esteban reelabora a estos dos fenómenos, aunque el de Pablo aspirante a Caudillo trae consigo un timo de la estampita infinitamente más peligroso porque afecta a todos los españoles.
Casi ninguna promesa importante de Podemos es realizable. Dice que le dará a todos, nacionales y extranjeros, los servicios, incluida la vivienda, sin necesidad de trabajar. He aquí otra estampita tan potente que podría convertir a este partido en el primero del país.
Votando Podemos queremos castigar a los partidos históricos. Bien, pero recordemos que, pese a sus corruptos y a la crisis, hicieron la España más libre y próspera de su historia.
Parece que queremos destruirla a cambio de nuevas estampitas miserables, entre las que, recordémoslo también, se incluyen los independentismos. ¡Pero qué estúpidos somos!
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Ahí está el busilis y el intríngulis, Molaritos, que la democracia española puede y debe regenerar, depurar, desparasitar, la actividad política, los partidos y sindicatos sin prender fuego al edificio democrático ni dejar colarse a los frikis
Siempre ha sido el nuestro un país de pandereta y patio de monipodio, pero una cosa es tener a los frikis en los circos, las corralas, los clubs de la comedia o los psiquiátricos, y otra es prestar un periódico serio, una radio o cadena de Tv respetable y creible, con informadores enterados....para poner en bandeja a los frikis la ocasión de contar sus paranoias, y encima pagarles un pastón.
Me dirán que en los medios, todo lo que vende bien, vale, sea lo que sea. Sea basto, zafio, o del género acémila, pero es que últimamente llegamos a extremos de dar como rigurosa una mera fantasía, de re-escribir la Historia con tésis que convirtieron al Rey en cerebro de un golpe de estado el 23-F, o de avalar el disparate de Nicolasín el fantástico, un ignaro que, sin acabar el primer curso de carrera, hace creer que es un comisionado, un intermediario o un espia de altas instancias, o que lleguen a rendir pleitesía a un mesías con coleta que quiere llevarnos al cielo pasando por Venezuela. Si eggggque....
Publicado por: MIRANDA | miércoles, 26 noviembre 2014 en 03:37