Hay niñas monstruoas que de mayores serán peligrosísimas. Cuidado con ellas, como se comprueba desde que se graba con teléfonos móviles cualquier actividad que se divulga por youtube, donde aparecen numerosas escenas de tremenda violencia entre muchachas adolescentes, tantas como entre chicos.
Ahora, la madre de una frágil niña asturiana de 14 años, Carla Díaz, que se suicidó al no poder soportar el acoso de sus compañeras de colegio, ha conseguido que se reabra una investigación sobre los dos últimos años de su desgraciada vida.
Sus compañeras la sometieron a palizas, insultos, humillaciones, invitaciones a que se suicidara, y hasta a un bautizo con heces, imitando el religioso.
Ocurrió en el colegio católico mixto Santo Ángel de la Guarda de Gijón. Hay cinco implicadas. Que se sepa no era víctima de sus compañeros de 2º de ESO, aunque ninguno la defendió de las fieras que se ensañaban con ella por ser bizca o por cualquier otra causa.
Hasta que el 11 de abril de 2013 supuestamente se fue a un altísimo acantilado y se tiró sobre las rocas que dan al mar.
Pese al desinterés inicial de la justicia, su madre acaba de conseguir que se reabra el caso y que se investigue el infierno que sufrió su niña con interrogatorios a las presuntas inductoras que, al ser menores de edad, sólo sufrirán alguna reprimenda.
Estos días circulan por internet con gran éxito entre el público juvenil al menos cuatro peleas recientes de niñas españolas de edades similares rodeadas de compañeras que las azuzan y gritan histéricas “¡Mátala, mátala!”.
Las que llevaron a Carla suicidarse o las de esas peleas perrunas, protagonistas y asistentes, serán adultas, y cuando vuelvan a provocar violencia aparecerán como víctimas, especialmente de cualquier hombre tan violento como ellas que quizás les pegue o las mate, que acabará en la cárcel, o suicidándose él también.
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Que las leyes deben cambiar no lo dudo, que las fiscalias para meter en cintura a quien hay que meter tampoco, que algo falla en la sociedad cuando la vida de un menor no se protege, tampoco lo dudo, aunque los agresores sean menores por que en casos de gravedad las fiscalías precisan agilidad para meterlos en cintura,¿ que se traumatizan ? en el pecado la penitencia y luego la rehabilitación , los sistemas en extremos garantistas dan de comer a los mounstruos y a los mounstruitos.
Algo habrá que corregir digo yo,y no mirar para el otro lado, y solo tener que decir ,mira que mundo vivimos
Publicado por: Aresano | jueves, 16 octubre 2014 en 10:43