...20-10-2006...
Que la mayoría del Parlamento quiera reprobar a Enrique Múgica, el Defensor del Pueblo, cuya historia debería ser ejemplo para todos los diputados, muestra la degradación bolivariana a la que está llegando la vida política española. Sólo plutócratas como Hugo Chávez o Vladimir Putin, que imponen su voluntad con falsas formas democráticas, perseguirían a quien fue elegido por consenso entre el PP y el PSOE y los tres quintos del Parlamento en el año 2000, y reelegido en 2005 para otro mandato de cinco años. Este jurista, de 74 años, que sufrió prisión como comunista y como socialista, fue fundamental para la democracia al negociar durante la Transición con todas las fuerzas políticas, económicas y sociales españolas. Fue ministro de justicia y ETA le asesinó un hermano. Usando su independencia institucional, Múgica ha agraviado a los nacionalistas, al actual oportunismo del PSOE y a Gaspar Llamazares, que es quien ha presentado la recusación, porque impugnó ante el Tribunal Constitucional el Estatuto de Cataluña, que crea una nación catalana y ciudadanos con distintos derechos. Por ejemplo, ningún catalán puede acudir a él, a pesar de que, según la Constitución, debe defender a todos los españoles, sin excepción. Labor que, además, ejerce con eficacia: el ochenta por ciento de sus gestiones resulta positivo para los reclamantes. Pero las fuerzas políticas dominantes, socialpopulismo y los nacionalismos regionales, rechazan que un órgano independiente, como el suyo, recurra al Constitucional para que arbitre sobre los derechos ciudadanos. Sostenida solamente por una economía crecientemente capitalista, y con las izquierdas sin doctrina y desconcertadas, con esta recusación España se hunde políticamente en el despotismo bolivariano. Que muestra sus naturales tendencias antisemitas y filonazis, como Chávez: Múgica también es Herzog, y los seudoizquierdistas, el recusador Llamazares el primero, no ocultan su odio hacia el origen judío de ese apellido.
via cronicasbarbaras.blogs.com
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