Son profesores de Políticas en la Complutense nombrados a dedo por sus protectores como el rector José Carrillo, y sus ideas ultraizquierdistas son tópicos de asambleas de adolescentes que piden gamberradas y romper todo lo que los rodea.
Son los fundadores y dirigentes de Podemos Juan Carlos Monedero y Jesús Montero, que empiezan a reclamar protagonismo quizás celosos de su carismático líder, el listo charlista Pablo Iglesias Turrión.
Acaban de publicar en un periódico nacional un largo artículo titulado “Claro que Podemos”, un globo de colorines que eleva una vistosa banderita cuyo gran mensaje dice “Hay mucha corrupción”.
Para cortarla pretenden derribar lo que llaman “el régimen del 78”, la democracia que dan por muerta vistos los escándalos de quienes se han aprovechado de ella, cuando tras todo sistema de libertades siempre aparecen corruptos, aunque este sistema ha contribuído a crear un país moderno con servicios superiores a los de algunos países más ricos.
Y, desde luego, es una democracia mucho más justa, equilibrada y decente que las dictodemocracias populares que propone Podemos, como la de Venezuela.
Y añadamos que la justicia de esta democracia constitucional persigue las iniquidades, como vemos con Bankia y muchos otros latrocinios, que tarde o temprano dañarán a los sinvergüenzas.
Pero esta gente quiere crear “un nuevo tipo de democracia revolucionaria” mezcla de asambleísmo de la Puerta del Sol madrileña el 15M de 2011, chavismo-leninismo, consignas falangistas, fe religiosa en los líderes, astrología, quiromancia, perroflautismo y piojos: la sociedad gobernada por los vagos caraduras.
Una revolución adolescente, sí, pero que puede atraer a muchos españoles angustiados por la larga crisis económica acelerada por un nuevo paradigma: la eclosión económica de naciones como China, cuya gigantesca producción de bienes que antes generaban trabajo aquí, ha incrementado el desempleo.
Lo que Podemos promete seriamente en el artículo es hacernos felices, y para ello "asaltar el cielo".
¡Qué peligro! Todos los regímenes totalitarios le garantizan la felicidad a los desesperados, que se agarran angustiosamente a este falso corcho que los ahoga más rápidamente.
Claro que no podemos seguir a estos alocados adolescentes ni aplaudir sus gamberradas.
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SALAS. con sus clásicos
Mira Manolo, no se cuanto te pagan por perpetrar esta especie de periodismo mamporrero con el que nos quiere adocenar, pero aunque sea mucho, no es suficiente. En mi opinión, la ética personal y profesional, no debería tener precio.
Suelta usted unas boñigas tipo:"cuando tras todo sistema de libertades siempre aparecen corruptos" y se queda tan ancho. Pero usted no es tonto del todo y por ende, no se le escapa que el problema no está en la avaricia humana, sino en la impunidad que gozan, en este país, los cientos de políticos corruptos y sus "adherencias" que se han dedicado con una profesionalidad digna de encomio, a arruinarnos el futuro para varias generaciones. Y esto, los partidos que viven de ello no lo van a cambiar, por mucho que ahora la cabra pontevedresa vuelva a hacernos una faena de aliño con una ley de transparencia que dejará todo como está pero más disimulado. El negocio es esquilmar lo público y debe continuar.
Habla usted de piojos. Hoy en día eso no es problema, anuncian en tv. un prducto que los erradica en lo que preparas la cena. Bastante peor es la sarna que les come a muchos voceros como usted, don Manuel, que como viven mediánamente bien, no tiene la suficiente empatía como para ponerse en el lugar de gente, muchísima gente, que se siente estafada, robada, pitorreada, a la luz del día y sin posibilidad de defenderse.
Claro que no podemos seguir como estamos, en manos de unos sinvergüenzas sin ninguna ética, el caso de las tarjetas de Bankia es un ejemplo esclarecedor de lo que no podemos seguir consintiendo.
Podemos cambiar esto, claro que podemos.
Publicado por: Io | lunes, 20 octubre 2014 en 09:28