Nadie debe fiarse a priori de la honradez de los políticos que juran ser los más limpios, abnegados, justicieros y revolucionarios, porque suelen terminar como Rafael Blasco: dime de qué presumes...
Blasco era un antecedente de Pablo Iglesias del último franquismo. Más comprometido aún como militante del FRAP, lo más antifranquista en los años 1970 junto con ETA y el GRAPO.
Blasco fue después consejero de la Generalidad valenciana con socialistas y populares, y acaba de ser condenado a ocho años de cárcel por robar varios millones de euros destinados a reducir la pobreza en Nicaragua.
Cuando tenía unos 25 años –hoy, 69—, y Pablo Iglesias aún no había nacido, él era tan idealista que hacía la revolución violenta con ese Frente Revolucionario Antifascista Patriótico, aunque también Popular (FRAP).
Tres de sus camaradas, acusados de varios asesinatos terroristas, fueron fusilados en las últimas ejecuciones del franquismo, junto a dos etarras, en septiembre de 1975. Blasco estuvo encarcelado varios meses, y tras ser liberado huyó y se exilió.
Hay legión de casos de los puros y exigentes ultraizquierdistas que luego se convierten en ladrones.
Del ADN de los ladrones derechistas lo sabemos todo. Pero conocemos menos de los radicales izquierdistas que justifican robarle a los ricos.
Porque resulta que cuando comprueban que es difícil hacerlo porque son más listos que ellos, casi todos deciden robarle a los pobres.
Y absolutamente todos los ultraizquierdistas que alcanzaron el poder terminaron así.
Incluidos los Castro,o Hugo Chávez, hoy fallecido, y sus familias, a las que en vida les han dejado negocios y beneficios con riqueza para muchas generaciones.
Cuando se conoce la historia de los progres convertidos en ladrones debe desconfiarse de los nuevos revolucionarios bolivarianos de verbo encendido, porque tras unos años de poder seguramente acabarán como el Camarada Blasco, o como la familia de Chávez.
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El diagnóstico de la situación política en España y la necesidad de regeneración es real y constatable. Hace AÑOS que venimos denunciándolo.
Lo inadmisible es el tratamiento y terapia que pretenden aplicar los antisistema y estalinistas bolivarianos.
Imposible para un país civilizado que estos demagogos populistas con propuestas falsarias y utópicas quieran convertirlo en la Venezuela o Cuba europeas.
Lo malo es que ese millón y pico de votantes se quedaron en el diagnóstico del mal español, sin saber que estaban apoyando como terapia/solución un sistema revolucionario, liberticida, absolutamente trasnochado y cien veces fracasado.
Agitando tertulias, quitando la palabra y el turno con total desparpajo, desprestigiando e insultando, exprimiendo las redes sociales, aplicando esa planificación de estrategias, demagogia, populismo y agit-prop, que tan bien domina la izquierda marxista, Pablo Iglesias y sobre todo el ideólogo y manillador del invento, J.C. Monedero, asesor durante años de Izquierda Unida en el sector más radical, y también del gobierno de Venezuela, del que reciben jugosos dineros (podeis verlo en la web) además de ayudar en la protección de etarras allí huidos y colaborar con el gobierno de Irán, estos telepredicadores han conseguido hacerse oir y engatusar a un millón y pico de españoles que, repito, se quedaron en la descripción del mal pero no llegaron a las cataplasmas.
Por cierto, vemos un video en que el Coleta Iglesias aparece (aun desconocido para el gran público por entonces) con otros violentos, reventando una intervención de Rosa Diez en la Universidad, lanzando gritos y bombas fétidas para desalojar a los asistentes.
Toma talante, cintura y democracia. Empiezan con las movilizaciones violentas. Siguen engatusando con palabrería hueca y si los dejan los medios, llegan al poder y empiezan a manejar los famosos verbos de su predilección: expropiar, ocupar, prohibir, excluir, adoctrinar, estatalizar,controlar, etc.
No lo quiera dios.
Publicado por: MIRANDA | lunes, 02 junio 2014 en 19:32