Millones de musulmanes inmersos en la cultura occidental sufren la islamofobia de muchos ciudadanos, que reaccionan así contra la creciente aplicación, también en los países de minorías mahometanas, de la sharia, legislación integrista emanada del Corán y los hadizes, que provoca actos terribles por todo el mundo.
En diferentes lugares gobernados por musulmanes se acelera su aplicación, e induce a hechos sangrientos de un fanatismo desconocido quizás desde principios del siglo XX.
El avance del salafismo, el integrismo primigenio, se sufre estos días en lugares como Nigeria, con el secuestro de 273 niñas cristianas para convertirlas en esclavas sexuales y para el trabajo, especie subhumana de actividad perfectamente regulada por el Profeta.
Hay miles de ejemplos, pero añádanse, noticias actuales, los casos de conversos al cristianismo que ejecutan por apostasía en Pakistán o Sudán, en este último caso una embarazada a la que se esperará a que dé a luz para matarla.
O la inmediata entrada en vigor de la sharia en el riquísimo Brunei, cuyo sultán, propietario de los hoteles más lujosos del mundo, con los sommelieres más famosos, ahorcará a partir de ahora a sus súbditos si beben una cerveza.
O las masacres de cristianos, aunque también de musulmanes poco fervientes, por parte de nuestros aliados, pues ahora apoyamos allí a nuestros asesinos de Al-Qaeda, en la guerra de Siria contra el dictador Bashar Al Assad.
Además, en algunos países occidentales, inicialmente en el Reino Unido y Holanda, los legisladores aceptan ya la aplicación de algunos dictámenes de la sharia, que incluso aplican en las escuelas.
Lo que ha llevado al nacimiento de partidos islamófobos, calificados de extrema derecha, aunque debe recordarse que los islamistas son ultraderechistas pronazis, por lo que realmente parecen dos extremos diferentes, en este momento más peligroso el musulmán.
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El fundamentalismo islámico es, junto con el nacionalismo excluyente, la gran lacra del siglo XXI.
Y lo más grave es que su condición invasiva, excluyente y violenta se está agravando por momentos.
¿Alguien puede extrañarse de la preocupación creciente de los países civilizados, que ven que esas crecientes y prolíficas minorías mahometanas no se asimilan a los usos del país anfitrión, sino que pretenden islamizar al mundo a puro huevo, guiados por un fanatismo más y más violento?
Yo no lo llamaría para nada "islamofobia" de los occidentales, sino mero instinto de supervivencia, puro interés por conservar la cultura judeocristiana y su legado antes de que se cumplan las amenazas de Gadafi, que sostenía que el Islam conquistaría el mundo con el vientre fértil de sus mujeres. Varias por cabeza, por lo que es fácil que un varón tenga 15 o 16 hijos.
No son los occidentales los que rechazan a los musulmanes, a los que proporcionan trabajo,ayudas, educación, sanidad, alojamiento, etc, sino los musulmanes radicales los que aspiran a imponer la sharía, los que adoctrinan a los niños, carne de madrasa, en la hostilidad y la violencia para que vean un enemigo en cada infiel.
Lo que más sorprende y preocupa es que la izquierda, dizque tan feminista y tan solidaria, silencie los incontables abusos y actos violentos del integrismo.
Hoy suenan los raptos de niñas en Nigeria, pero a diario estamos denunciando lapidaciones por supuesto adulterio (a ver cómo se defiende una musulmana de una denuncia de marido, padre o hermanos), compraventa de niñas para casarlas con adultos, mutilaciones por hurto, ataques a homosexuales, matanzas de cristianos o musulmanes apóstatas......todo eso que el buenismo pánfilo de la izquierda europea está silenciando o directamente asumiendo. Mayormente por ignorancia y sectarismo
Así, vemos que se respeta la comida halal en las escuelas, la separación de niños y niñas en las piscinas o juegos, la promoción de partidos islamistas....todo eso ´con lo que se pretende contentar a los musulmanes, pero que no deja de preocupar e irritar a los occidentales, no digamos los católicos, de nuevo objetivo de persecución.
Tengo para mí que lo que los mueve a silenciar, ignorar y mirar hacia otra parte es la fobia hacia la Iglesia Católica, para no darle un minuto de satisfacción a su "bestia negra" de sotana, señalando la gravedad de la islamización malgré nous que padecemos.
Publicado por: MIRANDA | martes, 20 mayo 2014 en 17:30