Nuestro compatriota Teodoro Obiang, el dictador de Guinea Ecuatorial, tiene previsto asistir hoy, lunes, al funeral de Estado que se celebra en la catedral de la Almudena, Madrid, en recuerdo del primer ministro iniciador de la democracia española, Adolfo Suárez, fallecido el pasado día 23.
Cada viaje de Obiang fuera de su pequeño país que flota sobre un mar de petróleo le facilita sustanciosos contratos a los visitados.
Por eso todos los primeros ministros españoles –el último, Zapatero, en 2006—lo agasajan como a un buen hermano, lo que también hará ahora Mariano Rajoy.
Además, fue compañero de carrera militar del Rey en Zaragoza, y llegó a teniente del Ejército español.
Se levantan miles de voces de protesta por su presencia aquí, teniendo en cuenta que tras derrocar a su tío Francisco Obiang Nguema, el sanguinario primer presidente de desde la independencia de España en 1968, se convirtió en otro dictador que lleva ya 35 años en el poder.
Franklin D. Roosevelt, que venció a Hitler, decía del nicaragüense Anastasio Somoza, “Es un HdP, pero es nuestro HdP”, y los políticos españoles o de otros orígenes, quieren ser la madre de Obiang.
Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, EE.UU. y otros que quieren prohijarlo dicen para disimular que HdP es Hijo del Petróleo, diferente al de Roosevelt.
En España se recuerda poco, además, que Obiang podía reclamar ser recibido como español, según creen algunos juristas: en 1961 Francisco Franco convirtió Guinea Ecuatorial en una provincia más del país, y lo fue hasta su independencia, en 1968.
Así, pues, Teodoro Obiang fue español a todos los efectos durante ocho de sus actuales 71 años.
Posiblemente, si quisiera, conseguiría una pensión no contributiva y demás derechos de nacionalidad; y quizás lo haga, porque arrambla con todo.
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