Realmente, ¿por qué la UE quiere integrar Ucrania entre sus candidatos a miembros, ahora 28, cuando es posible que facilite guerras civiles entre sus 46 millones de habitantes?
Europa comienza a recordar a EE.UU. cuando apoyó a los talibanes de Afganistán para expulsar a los rusos de su país, y recibió las gracias con los atentados de Al-Qaeda.
Ucrania es un territorio que ha visto hasta hoy siglos de violencia y sangre. Guerras, persecuciones, masacres, especialmente durante la época estalinista, hambrunas y divisiones lingüísticas, étnicas y sectarias.
Los ciudadanos del oeste se inclinan hacia la UE, y los del este son más rusófilos. En ambos campos las ultraderechas son poderosísimas, y la proeuropea está ahora cerca del nuevo poder.
La superficie es una quinta parte mayor que la española, su población, siendo similar, tiene una renta per cápita de sólo la cuarta parte, y una esperanza de vida media de 68,93 años, frente a los 81,37 de los españoles.
Es una nación pobre, pero rica en minerales, con una parte de su territorio contaminada por el desastre de Chernóbil.
Su independencia como país se limita a 23 años, desde la caída de la URSS, de la que formaba parte como herencia del imperio ruso al que el presidente Vladimir Putin quiere que vuelva, y al que apoyan los disconformes con una UE que ofrece menos ventajas económicas.
Bruselas y Washington, de una parte, y Moscú de otra, remueven el enfurecido saco de gatos que es ese país, del que no sabemos si saldrá una democracia u otro despotismo, como siempre.
Mirando a nuestra adhesión, en 1986: es cierto que la UE ayudó a que España creciera como democracia, pero entonces no sufría los profundos enfrentamientos internos de esta Ucrania que presenta muchas más desventajas.
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El saco enfurecido? A que suena a titulo de pelicula de terror?
Publicado por: JFM | miércoles, 26 febrero 2014 en 07:53