Llegará el día en el que, tras vivir creyendo que nuestras irresponsabilidades debían ser pagadas por la sociedad, por el Estado, admitiremos que los causantes somos nosotros solos, y que nadie tiene por qué pagar insensateces.
Un gran periódico español, El País, denunciaba esta semana al ayuntamiento de Buñol, Valencia, por no haberse hecho cargo de los gastos de la familia de un niño que sufrió gravísimas quemaduras en una de esas tracas levantinas a la que lo llevaron.
Metieron al niño en un camión privado al lado de un saco de cohetes que explotaron por accidente y, como es lógico, los gastos hospitalarios los asumió el sistema público de salud.
Ahora quieren ayudas para otros gastos, cuando la responsabilidad es de los insensatos que metieron a un niño en el camión de unos amigos para que se divirtiera.
Es obvio que nos provoca dolor e ira cualquier asesinato, como el de una mujer por su pareja maltratadora. Pero cualquier persona que retira las denuncias por los primeros malos tratos debe saber que le espera un mal final. Y nadie, ajeno quien asesina y a su víctima, es responsable. Ni usted, ni yo, ni la sociedad.
Pero hay un interés buenista en la sociedad que quiere cargarle la responsabilidad a los demás, haciéndonos a todos solidariamente culpables.
Nuestras estupideces son de nuestra incumbencia exclusiva, sean llevando un niño a divertirse entre bombas, comprando bienes sin tener con qué pagarlos, viajando en bicicleta entre terroristas por Paquistán, o subiéndonos al peligroso Naranjo de Bulnes para demostrarnos nuestra propia valentía.
Nuestras locuras no deben ser abonadas por la sociedad. Basta de mentalidad totalitaria, esa que trata de controlar totalmente nuestra vida aparentando protegernos, y que ha ido enraizándose tanto que creemos que deben indemnizarnos nuestra imbecilidad con dinero público.
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La querencia subvencionista e infantilona de los españoles, los mueve a culpar de todo a Papá Estado y a demandarlo todo de el
Si una familia amanece muerta, aparentemente intoxicada, se monta enseguida una algarada, culpando al Concello o al Gobierno, a los alimentos que reparte Caritas....para que luego resulte que algún descuido o manipulación de substancias tóxicas, les provocó la muerte.
Si unos marineros, o unos coroneles Tapioca, se meten en zona bélica o de alta concentración de, crímenes o abordajes, y son asaltados y retenidos, enseguida culpan al gobierno de ello, piden que se movilice la armada y les exigen a los contribuyentes que paguen su rescate.
Y si los padres ponen a sus hijos en peligro, por negligencia o ignorancia, no es lógico culpabilizar a la sociedad y al Estado.
Dices verdad, Molaritos, en la neo-sociedad buenista con sus tics totalitarios y querencia de pensamiento único, prevalece el intento de diluir o repartir los fallos personales convirtiéndolos en colectivos, de forma que sea el Estado -o sea los contribuyentes- los que apenquen con la dolorosa.
Publicado por: MIRANDA | jueves, 06 febrero 2014 en 20:24