The Economist, que presume de las fuentes más fiables de la información mundial, afirma en el número que acaba de salir a la venta que si Escocia y Cataluña se separaran del Reino Unido y de España, aunque fuera amistosa y pacíficamente, tardarían como mínimo de cuatro o cinco años en volver a la Unión Europea.
La separación escocesa posiblemente sería amistosa, con lo que el sufrimiento resultaría menor, pero la catalana provocaría un terrible trauma y no sería nada afable, cree el semanario.
Al margen del artículo, debe saberse que hay políticos españoles que propondrán el “derecho a decidir” en referéndum en todo el país que exigiría a los futuros gobiernos el rechazo permanente al ingreso en la UE de una Cataluña independiente.
Además, debe recordarse que la UE nació para evitar los expansionismos nacionalistas que conducen a nuevas guerras, como las dos grandes guerras europeas del siglo XX.
Los siempre insatisfechos nacionalismos exigen expandirse a otros territorios. El catalán se basa en el concepto de los “Paisös Catalans”, creado por el falangista Joan Fuster (1922-1992), que desaparecido el sueño imperial fascista español del franquismo, lo transmutó en imperialismo catalanista.
Los nacionalismos, además, son contagiosos, y abierta la caja de Pandora es previsible que se agudicen en el País Vasco, Flandes, Córcega o incluso Baviera.
Añádase la Padania italiana, territorio de la Liga Norte fascista, con relaciones privilegiadas con la Generalidad, y que creó eslóganes como “Roma nos roba”, base del “España nos roba” de los separatistas catalanes.
La consecuencia, solamente la inicial a las secesiones, según The Economist, sería que los nuevos países no tendrían “boda instantánea con la UE, ni capital en Bruselas; ningún banco central garantizaría sus cheques. Espantosa o libertadora, eso es la independencia”.
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Efectivamente, D.Molares: la separación de Cataluña sería muy dolorosa para Cataluña, y quizá menos traumática para el resto de España.
Y Europa establecería un cordón sanitario alrededor de la nueva nación-estado, para evitar contagios.
Todo esto es lo que los ensoberbecidos separatistas ven y saben, y no quieren contar a sus conciudadanos, en una espantosa huída hacia adelante. Ya han llegado a suplicar, según publicó LaVanguardia la semana pasada, que el Gobierno de Rajoy se ponga tigre para tener excusa para romper. Yo sospecho que Rajoy no les dará tamaña satisfacción, pero es sólo eso: una sospecha.
Publicado por: jam, bcn | lunes, 24 febrero 2014 en 11:04